miércoles, diciembre 01, 2010

Dramione


El mundo se acabo, he perdido la cordura

Era un día sombrío, fuera llovía y la espesa neblina impedía saber qué es lo que pasaba unos metros más allá. Podía escuchar los gritos agonizantes a mi alrededor. El olor a ceniza y cal ensuciaban mis fosas nasales y me ahogaba a momentos, hasta podía sentir el calor de las llamas ardiendo cerca de mí. El escondite no me mantendría resguardada por mucho tiempo más, así que intenté poner atención a los sonidos para saber que tan seguro era salir. Sólo podía escuchar los gritos desesperados de la gente al huir de las llamas, pero no podía mantenerme allí por más tiempo, mucho menos en aquella incertidumbre.

Salí con cuidado de aquella habitación donde antes uno de mis amigos me había ordenado quedarme. El olor fue más intenso y tuve que cubrirme la boca con la mano para no toser por la dificultad para respirar. El pasillo no era en absoluto un recuerdo de lo que era. Todo estaba destrozado y ardía en algunos lugares hasta empezaban a incendiarse algunas cosas. Ni siquiera se me paso por la cabeza ordenar o reponer las cosas, nada impediría que la casa se quemara y aunque pudiera, era estúpido hacerlo porque las casas adjuntas estaban en las mismas condiciones.

Aturdida por la situación, no percibí los pasos firmes de otra persona acercándose, hasta que la cercanía fue inminente y no pude esconderme. Me volteé lentamente, ya resignada al ataque. Sólo quedaba pensar que al menos se dignaría a no atacarme por la espalda. Miré a los ojos de la persona que me apuntaba. Aquellos ojos negros llenos de ira y rencor brillaban por la luz del fuego y una sonrisa complacida apareció en aquellos labios. Y es que después de todo, esa chica llevaba años imaginándose ese momento, estando indefensa y confundida.

- Hasta que te encuentro, Granger. No pensé que pudieras escabullirte – sonrió Pansy sin dejar de apartarse- Jamás te dejaría sin darte lo que mereces. No importa cuánto huyas te encontraré.

- ¿Huir? ¿De alguien como tú? – me mantuve alerta con la varita en la mano, mientras pensaba que maleficio usar.

- Debo reconocer que me tienes asombrada Granger. Luego de ver a uno de tus mejores amigos morir en manos de tu-sabes-quien, te creí destrozada. Eres más fuerte de lo que pensé, pero no durara por mucho.

Movió su varita antes de que yo pudiera reaccionar y vi la luz roja aproximarse a mi, mientras mi cuerpo no parecía responderme. En cosa de segundos me quedé sentada en el suelo. Debido a un empujón, pude esquivar el ataque. Cuando levanté la cabeza, vi a Ron con la varita en la mano apuntando a Pansy decidido. Me levanté como pude y vi en los ojos de Ron odio y… lágrimas. Lo más seguro es que fuera por la pérdida de su amigo.

- ¡¡Aléjate de ella!! – Ron me había empujado en el momento preciso y sin titubear ni un segundo, ataqué a Pansy intentando desarmarla, pero ella fue más rápida que yo y terminé siendo yo la que no tenia varita en la mano. En cambio, al atacarme quedó de espaldas a Ron, quien no perdió la oportunidad y la apuntó con su varita- Baja tu varita Parkinson.

- Era de esperar de un cobarde como tú, Weasley.

Pansy no se movió ni un milímetro, pero tampoco dejó de apuntarme en ningún momento. Ambas teníamos la respirada agitada, nuestros pechos subían y bajaban sin apartar la mirada la una de la otra.

- Hermione, ¡vete!, yo me hare cargo de ella… ¡Corre antes de que la casa caiga en pedazos! Ve al refugio. No te preocupes por mi – negué con la cabeza enseguida. No lo dejaría solo, mucho menos después de lo que le había pasado a Harry. Ya había perdido a uno de mis mejores amigos y no permitiría que Ron también se alejara de mi. Menos él… pues hace años que no pensaba en él solo como mi amigo. Por nada del mundo lo dejaría solo.

Pansy se volteó para mirar a Ron, pero éste la atacó con la mano temblorosa. Me miró en cuanto notó a Pansy inconsciente y tirada en el suelo a unos metros de nosotros. Suspiramos, aliviados de tener al menos unos minutos de descanso en aquel agitado día que llevábamos. Me acerqué a Ron temblando, pero él acortó la distancia pegándome a su pecho, abrazándome con fuerza como nunca antes lo había hecho. Deseé quedarme en sus brazos por siempre, pero era lo que menos podíamos hacer.

- Vete lejos. No tenemos ninguna oportunidad, lo único que nos queda es huir. Además, he escuchado que Malfoy nos está buscando, de seguro para matarnos. Por favor vete. Yo buscare a mi hermana e iré tras de ti lo prometo.

Me acarició la mejilla con ternura y bajó la cabeza lentamente hacia mí. Yo por mi parte, levanté la mirada y cuando noté su boca acercarse, cerré los ojos hasta poder sentir nuestros labios empezar a jugar en un beso. Era lo que siempre había querido pero se sentía tan… vacío. No quise decir nada, pero a pesar que el beso no duró demasiado, no sincronizamos al hacerlo y ambos nos miramos algo desconformes. Pero en ese momento, eso era lo de menos.

-Prométeme que estarás bien – él suspiro. Sabía que no me prometería algo así, era completamente absurdo. Nos separamos lentamente. Cuando estaba dispuesta a irme de allí, la puerta se abrió de golpe, dejando entrar una cambucha negra junto con algo más de polvo y humo de fuego.

- Vaya vaya… Qué tenemos aquí… Unas ratas acorraladas – unas largas manos pálidas bajando la vestimenta negra para dejar ver el pálido rostro de aquel chico a quien tanto despreciaba, sus cabellos rubios estaban llenos de ceniza y su rostro estaba algo sucio por el polvo.

- Malfoy – Ron me pegó a él pero con delicadeza. Me cubrió con su cuerpo obligándome a esconderme detrás de él a pesar de que no quería. No podía hacer nada más, había perdido mi varita y el tiempo que habíamos tenido para buscarla, lo habíamos perdido besándonos.

- Pensé que me tomaría mas tiempo dar con ustedes. Veo que no pierden el tiempo – sin saber la razón, me sonrojé y miré a otro lado. El hecho de besarme con un chico no era el problema, menos aún si era Ron, pero que Draco Malfoy nos hubiera visto, era lo que menos quería en el mundo. Aunque después de todo, viniendo de alguien como él debería no importarme… Entonces ¿Por qué me he sonrojado? ¿Por qué me importa tanto que él nos haya visto?

- No es algo que te importe, sigue tu camino y déjanos en paz. - Serás tonto, Ron. Si ha dicho que está en este edificio en llamas para encontrarnos.

- No sé para que intento que una pared me entienda, Granger. Ven y no me mires así, hazlo a tu voluntad, porque si no lo haces será peor.

No alcancé a responder y Ron me pegó a él con más fuerza sin dejar de apuntar a Malfoy. Pero de repente, la varita de Ron salió volando con una luz desde un costado, donde Pansy se levantó adolorida.

- Pasarás sobre mi cadáver antes de tocarle un sólo pelo- se acercó apuntándonos, pero la cara de Malfoy me hizo prestarle más atención a él. Parecía disgustado de que ella se entrometiera, así que la empujó, evitando que nos llegara su ataque.

- Estúpida, no ataques sin que yo te lo ordene. No tienes ese privilegio – Pansy se levantó adolorida, mientras yo intentaba no mirar la varita que había llegado a nuestros pies. No quería que ellos se dieran cuenta de ello. Miré a Ron con disimulo para intentar decírselo, pero él tenia su mirada fija la varita. Definitivamente no conocía la palabra “discreción”. Draco se dió cuenta de ello y gritó a Pansy, pero para mi sorpresa, él la cubrió con su cuerpo y apuntó a Ron.

- Quédate quieto – tomó aire algo agitado, aunque notoriamente más tranquilo que nosotros, puesto que a cada segundo sentía que sería el último. Pero mi pecho estaba paralizado y un fuego ardió en mi interior mientras miraba como Pansy se protegía con Draco.

- Basta, ¿qué quieres de nosotros? ¡Mátanos de una vez si eso es lo que buscas! – solté, ya aterrada por el constante miedo que sentía, pero no esperaba realmente que lo hiciera. Lo que menos especulé fue lo que realmente paso.

Vi todo suceder con extrema lentitud, Ron se arrodilló tomando la varita y desde donde se encontraba, atacó a Draco. Jamás imagine llegar a ver esa luz verde desde la varita de mi mejor amigo, un avada kedabra que iba directo a Draco. Cuando vi aquella luz despampanante, empujé a Ron sin saber la razón. No quería que mi amigo se volviera un asesino, o eso quería creer, porque el miedo que me infundó ver el cadáver de Malfoy, fue realmente el motivo de mi actuación. Aún así fue demasiado tarde, Ron no dejó de apuntarlo. Volteé la cabeza escondiéndola en la ropa de Ron, que olía a sudor y madera mojada, cerrando los ojos con fuerza.

- Maldito cobarde – escuché susurrar a Ron, mientras me abrazaba contra él. Abrí los ojos, viendo a Malfoy de pie frente a nosotros, pero no tuve tiempo de reaccionar. Malfoy regresó el ataque furioso, con los ojos humedecidos por lo que alcancé a ver de nuevo el color verde contra mí. Por el empujón, yo estaba entre los dos y Ron tuvo que cubrirme antes de atacar, pero no alcanzó a ser lo suficientemente rápido y el maleficio le llegó en la espalda. Sentí como me abrazó con fuerza una milésima de segundos, para luego caer su cuerpo lentamente sobre mí. Lo moví llamándole, a pesar de saber que era imposible, que luego de lo ocurrido se levantara, pero mi corazón no quería asimilarlo. Las lágrimas comenzaron a brotar, cuando el cuerpo de Ron calló sentado a mi lado por no poderme su peso. Sólo entonces, levanté la mirada hacia su asesino, llena de odio y de rencor.

Nos quedamos mirando, con el pecho acelerado y las manos temblorosas. Era evidente que para Malfoy, era la primera persona a quien mataba, estaba más pálido de lo normal y no dejaba de mirar el cuerpo inerte de Ron. A pesar de mi odio, controlé mis emociones, pues estaba en desventaja y la varita que Ron tenía, aún estaba fuera de mi alcance, pero Draco no me apuntó con la suya. La guardó y se arrodilló, para tomar a Pansy en sus brazos. Sólo entonces noté que Pansy estaba muerta. No necesité meditarlo mucho tiempo para saber que Pansy lo había cubierto, cuando Ron lo había atacado y que por eso los ojos de Malfoy aún estaba humedecidos. ¿Tanto le importaba aquella chica que siempre parecía sólo molestar al chico perfecto de Slytherin?

- ¿Dónde está tu varita? – me sorprendió su pregunta, pero estúpidamente apunté hacia mi varita- Tenemos que salir de aquí. El edificio no resistirá mucho tiempo más.

- ¿Tenemos? – vi como buscaba la varita y busqué la otra entre las manos de Ron. Cuando la tuve entre mis manos, le volteé, pero él ya estaba a menos de un metro de mí. No pude hacer nada y perdí el conocimiento.

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No poseía el control de mi cuerpo. En ocasiones veía o escuchaba cosas que no tenían coherencia entre sí y era incapaz de llegar a comprender lo que sucedía. Me sentía mareada y débil. Desperté adolorida, y abrí los ojos con lentitud por el cansancio. Estaba en una cama con sabanas de seda. Cuando pude incorporarme, noté que la cama era tan grande, que sin problemas podía medir la mía cinco veces.

¿Dónde demonios estaba?

No tuve tiempo de cuestionarme nada, pues la gran puerta al final de la habitación se abrió, y un cuerpo encapuchado se acercó a gran velocidad, quedando en los pies de la cama, cuando la puerta terminó de cerrarse detrás del.

- Ya era hora de que despertaras – reconocí la voz enseguida, confirmando mi teoría en ver que apartaba la negra tela que le cubría el rostro, dejando ver los rubio cabellos. Me aparté, cubriéndome con las sabanas.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué quieres de mí? ¿Qué me has hecho? – a cada pregunta que salía de mi boca, recordaba a pedazos lo que había pasado.

Recordé algo que dejó mi sangre helada. Bellatix había intentado matarme, mientras estaba siendo controlada por Draco, pero fue él quien se lo impidió. A pesar de discutir con ella, me protegió y si no fuera por él, no estaría con vida ahora.

- No me apetece hablar contigo- soltó Malfoy molesto, mientras se quitaba la capa- sólo haz lo de siempre.

¿Lo de siempre? ¿A qué se refería? Lo miré sin entender, pero me detuve un poco más a meditar la situación…

En una habitación

En una cama para dos

¿Qué hacía yo en la cama de Draco Malfoy? Porque era notoriamente su cama. Nadie más tendría tan mal gusto en el contraste de colores, y mucho menos tendría sabanas color gris con cobertor verde.

… Espera…

Hermion,e por Merlín, cómo se nota lo adormilada que estás. Sólo ahora había entendido. Es que más claro no podría estar.

- ¡¿Qué demonios quieres decir con lo de siempre?!

Noté que mi cuerpo empezaba a temblar sólo con la idea. Me cubrí aún más con las sabanas, mientras tomaba aire para calmarme. Era imposible que se atreviera a hacer algo así. Además estaba vestida con la misma ropa.

- ¿En qué estás pensando, Granger? ¿Crees que alguien como yo se rebajaría a tu nivel? Pensé que eras una chica astuta, que sabes el asco que me das y que llegar a hacer algo así con alguien como tú, sería el peor castigo de mi vida. No me revuelvas el estómago, por favor.

Nunca me habían dañado la autoestima de esa forma. Ni siquiera el hecho de ser de las pocas chicas que no tuvo novio en los siete años de clases, me había dañado, ni siquiera las mofas en cuarto año. La única vez que había sentido algo similar fue en segundo año, cuando aquellos labios carnosos se abrieron para decir por primera vez aquella palabra que había sido mi mayor insulto, sangre sucia.

- Deja de llamarme así. Soy una chica normal – me vi reflejada en un espejo cercano e intenté ordenar un poco mi enmarañado cabello.

- De normal y vulgar, diría yo que tienes mucho. Y para aclararlo, no te tocaría un cabello aunque fueras la última mujer del mundo. No tengo tanto estómago como tú. No me mires así, tienes que tener aguante para besarte con “ese”. No sé cuál de los dos es mas asqueroso…

¿Y por qué le importaba tanto?. Le miré, intentando buscar respuestas, pero él esquivó mis ojos y me dió la espalda mientras soltaba su corbata.

- Y eso a ti que te importa…. De todas formas, no podré hacerlo nunca más- lo último fue casi un susurro. No había tenido oportunidad de recordar lo que había ocurrido y volver a tener la imagen de Ron sobre mi cuerpo, aquel que había sido mi amigo durante años, muerto en mis brazos…

- Que no me importa- escuché, mientras apretaba la mandíbula- No me importa nada. Es tu estomago, no el mío. Yo me libro de que una sucia como tú, me toque.
- Estoy harta de que me trates así- estaba furiosa. El recuerdo de Ron prendió mi ira y me abalancé sobre él con la mano alzada, para tomar la varita que aún estaba en su mano derecha.

En segundos, estaba recostada con su varita en mi mano, pero él aún la tenia cogida. Intenté quitársela, pero cuando noté algo rozar mis pechos me asusté. Todo era mi culpa. Cuando me lancé contra él, al mismo tiempo se recostó en la cama y mi cuerpo terminó sobre el de él en dirección contraria, y mis pechos estaban siendo rozados nada más y nada menos que con la cara de Draco Malfoy. Forcejeé para tener la varita, a pesar de lo incomoda que estaba por la situación. Me apoyé en su bajo vientre y me aparté con la varita en la mano mientras ordenaba mi cabello.

- ¿Qué demonios te pasa, asquerosa?- se apartó indignad,o pero sus mejillas se habían ruborizado. Cuando noté que los colores se me vinieron a la cara sin poder controlarlo.
- ¡No dejaré que sigas llamándome así! – le apunté con la varita, mientras él miraba a otra dirección, pero mis ojos se abrieron al volver a recordar algo más. No podía hacerle daño. No después de lo que él había hecho por mí.
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Estaba controlada por él era una noche con neblina, la gente seguía escapando en todas direcciones intentando huir de aquellos encapuchados que se divertían con atormentarlos, caminaba a su lado guiada por él, a doblar en una esquina encontramos una casa que no estaba destrozada, no tuve tiempo para obtener mayor detalle pues entramos enseguida y caminamos directo a una de las habitaciones de donde se escuchaban voces.

En cuanto entramos Draco hizo una reverencia y yo lo imite, en cuanto alce la cabeza lo vi, sentado en la cabecera de una mesa estaba Voldemort a su alrededor muchas personas permanecían en silencio.

- Malfoy, veo que has encontrado algo interesante, he oído hablar muchas cosas de esta muchachita, puedes dejarla e irte a lo tuyo, ya no te necesito.

- me gustaría decir algo antes de irme, le he demostrado mi respeto y lealtad mucho más que algunos que están en esta mesa, y aunque mi petición sea extraña, quiero llevármela a ella, antes de que me de una negativa quiero agregar que esta sangre sucia fue mi enemiga de por vida en mi época escolar l quiero como mi esclava, y créame que para ella será como vivir en el infierno

Todos permanecieron en silencio, hasta que el hombre delgado de la punta de la mesa se levanto y examino a Draco con la mirada, alzo la mano y le indico que se retirara mientras empujaba de mi cuerpo hacia el de Malfoy.
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- Lo haré por siempre, porque eso eres, Granger, una asquerosa sangre sucia – me miró a los ojos para decirlo como incitándome. Cada una de sus palabras arrastradas con rencor lo estaban logrando.

- ¿De verdad te doy asco? ¿Entonces por qué estoy con vida? ¿Por qué me has salvado? – se quedó mudo y se apartó, sentándose en la orilla de la cama. Así que aproveche para salir de la cama y pararme frente a él.

- Sí, me das asco, pero… - se quedó en silencio, buscando las palabras apropiadas- mantente lejos de mí, me da asco estar a tu lado.

Alcé una ceja en notar la diferencia en su actitud después del silencio. Pero me acerqué imponente, mirándolo a los ojos y notando como él se pegaba más a la cama, intentando apartarse de mí.

- No te atrevas asquerosa, apártate de mí – me miró con asco mientras sonreía de medio lado, como lo había hecho tantos años antes y la sangre terminó de hervirme. Lo empujé en la cama, poniendo la mano en su pecho y con varita en su cuello para que no pudiera esquivarme. Era la segunda vez que usaba inmovilus, pero esta vez era completamente diferente. Ver a Draco sentado, frente a mí, con la boca semiabierta… Me acerqué molesta y le tomé de la camisa.

- Te demostraré que no puedes hablar así de mí. No soy una sucia, ni una asquerosa.
Le miré a los ojos, notando como por primera vez nuestra mirada se conectaba de una forma muy extraña. Noté como bajó la vista hasta mis labios y no pude evitarlo, me lancé contra sus labios, como si lo hubiera deseado toda mi vida. Le besé desesperada, mientras me sentaba sobre él y jugaba con sus labios. Pero dejé de concentrarme y mi embrujo perdió poder. Estaba tan ensimismada en aquellos labios, como para darme cuenta de ello. Sólo lo hice, cuando noté que me apartaba y se limpiaba la boca con la mano, mirándome con asco. Volví a la realidad.

- ¿Qué demonios haces, asquerosa? ¿Cómo puedes si quiera tocarme? ¿¡Quieres que te mate?! – lo empujé a la cama, quedando completamente recostada sobre él, mirándolo a los ojos.

- ¿Puedes callar tu estúpida boca una vez en tu vida? – me acomodé sobre él, sin notar el roce que causé y me lancé a comérmelo a besos. Sus labios eran adictivos y los míos se fundían a la perfección, era como si estuviéramos hechos para besarnos. Noté que él no se movía, pero no era necesario. El besarlo sin su consentimiento, es lo que lo hacía aún más delicioso. Me mordió el labio inferior intentando hacerme daño, pero lo que causó fue sólo que sintiera un escalofrío en todo mi cuerpo. Respondí de la misma forma, notando como ponía la mano en mi cadera intentando de nuevo volver a apartarme, pero no tardé en apuntarlo con su propia varita.

- ¿Que pretendes, maldita sangre sucia? – me miró con odio.

- Que dejes de llamarme así. No dudaré en atacarte como no hagas todo lo que te diga, Malfoy – por primera vez, me sentí superior. Estaba bajo mi cuerpo y completamente a mi dominio, era mío…. y eso me gustaba. Era un sabor que no quería dejar de sentir en mis labios… era mío.

- Y, ¿para eso me besas? ¿No será que siempre te he gustado, Granger? –sonrió como siempre lo hacía, pero con notoria felicidad- Es acaso que… ¿estar así conmigo es algo que siempre has deseado…? ¿te excita? - se movió contra mi, notando como nuestros cuerpos se rozaban lentamente y sí, tenía razón, eso me gustaba. El roce que teníamos me volvía una demente.

- Claro que no, imbécil, pero haré que dejes de decir que soy una asquerosa, porque no lo soy – le di otro beso, notando como intentaba quitar la cara. Sonreí satisfecha, me aparté y apunté a sus manos, encadenándolas con una soga y alzando sus brazos hasta la cabecera de la cama.

- No te vas a atrever. Estás intentando que te crea, pero no lo harás. Eres una cobarde, no tienes aptitudes para estar en tu maldita casa – empezaba a molestarme, aún más de lo que estaba.

- Que te calles de una puta vez – le tomé la cara con la mano libre y lo besé, pero en notar que volvía a negarse, me harté y le apunté, controlándolo con uno de los tres maleficios imperdonables.

Noté el responder de sus labios y un escalofrío me recorrió por toda la espalda al notar sus labios devorar los míos. Era mágico, único, nadie jamás me había besado de esa forma y mucho menos creí que besar a alguien fuera tan satisfactorio, sus labios se acoplaban a los míos a la perfección. El beso cambió completamente ahora que él correspondía, era más apasionado, desesperado y me encantaba. No quería parar nunca.

Sentí su lengua buscar la mía y respondí de la misma forma, dejándome llevar y respondiendo de la forma que él me guiaba. Me sentí una experta con tan sólo unos minutos de práctica. En ocasiones, me faltaba el aire y me tenía que apartar para tomar un poco de él, pero Malfoy no me lo permitía y volvía a besarme. Mordió mi labio inferior y me atrajo a él para seguir con el beso. Comencé a sentir un calor sofocante y un deseo que no pude controlar. Quería que fuera mío, que se excitara conmigo, que me deseara, que dejara de llamarme sucia y se arrepintiera de todo lo que me había dicho y cuando quisiera más, tener la satisfacción de negárselo.

Moví la pelvis nerviosa y tímidamente, pues jamás había estado así de cerca de un chico. Sentir el cuerpo de Malfoy responder a mi movimiento me estremeció. Un cosquilleo y un deseo me llenó sin poder controlarme. Nuestros cuerpos comenzaron a rozarse cada vez más, nuestros movimientos empezaron a humedecer mis bragas, podía incluso sentir el líquido incomodar mi entrepierna. Lo había sentido en otras ocasiones, pero jamás con aquella intensidad. Le mordí el cuello deseosa, mientras mis pechos rozaban sus pectorales y noté mi respiración acelerada. Tiré la varita lejos y me apoyé en el pecho de él mientras seguía moviendo la cadera a su ritmo frenético, comenzando a sentir un bulto en sus pantalones. Merlín, no podía controlarme, mi cuerpo se manejaba por sí solo.

- Merlín…. – paré unos segundos tomando aire. Mirándolo a los ojos, comenzaba a volver en sí y me miraba atónito. Intentó liberar sus brazos, forcejeando.

- ¡Ésto es mentira! ¡Suéltame, Granger! ¡¡Suéltame!! – me miró furioso en notar que estaba sentada sobre él y que justo bajo mi cuerpo estaba seguramente su miembro erecto y duro debido a lo ocurrido.- Maldita… para tu juego ya. Si querías ensuciarme, ya lo has hecho… Ahora, apártate.

-¿Qué pasa Malfoy? ¿Te viste dominado? – no entendí mi actitud, pero moví mi pelvis a él, volviendo a sentir aquello duro que me excitaba tanto- No veo que tu cuerpo se niegue demasiado. De hecho, quiere que siga…

- Sólo estaba manipulado, ni en sueños lo haría sin un hechizo encima. Ahora, libérame– no podía, ni quería hacerlo. Pasé las manos por el contorno de su cuerpo, marcándolo como mío y fui a su cuello, mordiéndolo, para luego pasar la lengua hasta su oreja y susurrar con la voz agitada.

- No se lo diré a nadie, Malfoy. De todas formas, qué más da todo. Allí fuera, todos se están muriendo, el mundo ya no es el mismo. No tienes razón para seguir con tu fachada de “soy un sangre limpia”.

Ahora que lo pensaba, tenía razón. ¡Qué más daba todo ya! Mi mejor amigo estaba muerto… El chico que siempre me gustó, había perdido la vida en mis brazos, no sabía si el resto de mis amigos estaba con vida… No sabía nada de ellos, ni mucho menos de mis padres. Mierda… mis padres. Sólo de pensarlo, me destrozó el corazón en segundos. Y yo, estaba allí sobre mi peor enemigo, excitada por nuestro contacto y sin saber la razón de mis actos, pero…

¿Y qué importaba? ¿Existiría de verdad un mañana? ¿Tendría oportunidad de arrepentirme de lo que hacía?

¿Qué importaba ya? Lo había perdido todo. ¿Perdería algo por dejarme llevar por mis instintos, en vez de meditar todo fríamente como siempre lo había hecho?

….
Claro que no, nada de eso importaba ya, lo único que me importaba era saciar mis deseos. Al menos ser feliz o creer que lo era por un par de minutos… Eso era lo que me importaba realmente.

- Suéltame y lo haré mejor… Estoy en desventaja – le miré desconfiada, pero lo hice porque estaba sobre él y podía sentir claramente que su cuerpo lo deseaba, pero no me quité de donde estaba.

Volví a moverme contra él, pero el recuerdo del cuerpo inerte de Ron sobre mi, me despertó. Me senté bien sobre él, haciéndole un poco de daño por la presión que su erección producía contra su pantalón.

- Te odio… Tú mataste a Ron, fuiste tú. Debería matarte – miré la varita que estaba a lo lejos- ¡¿Cómo pudiste?!, Era mi amigo…

- Él me estaba atacando, fue en defensa personal. ¿O olvidas que mato a Pansy también? Y no parecía tu amigo precisamente, aunque para ser honestos no creo que él estuviera a tu alcance.

-¿Por qué dices eso? – me sorprendió lo que escuché. Olvidé por unos segundos la muerte de Ron, porque lo que había escuchado a continuación me parecían más interesante.

- Pues porque es un estúpido, y fuera de todo, tú no lo eres, Granger. Al menos es algo por lo que destacas. Para ser una Muggle llegaste bastante lejos.

¿Mi cerebro estaba jugando conmigo? ¿Malfoy me estaba halagando? Ya con lo del fin del mundo, todo se estaba descontrolando, pero la verdad ya no me importaba el mundo, él estaba hablando bien de mi… y eso me hacía sentir extrañamente bien.

- Nunca debiste menospreciarme, soy mucho mejor de lo que crees – lo dije con convicción, mientras le miraba desafiante.

- Sólo voy a reconocer que aprendes rápido… pues a pesar de no saber besar de nada, has mejorado en cosa de segundos – al escucharle, se me erizaron los vellos del brazo y sentí un leve cosquilleo en el estómago. Me quedé muda, sin saber cómo responder a algo así, pero como siempre, Malfoy sabía como poner su toque amargo a todas las situaciones- Aún así, te falta mucho, Granger. Deberías buscar un tutor con urgencia.

- Pues sé mi tutor, Malfoy – afirmé con seguridad, mientras volvía a acercarme a sus labios, besándolo lentamente, intentando ser una experta. Me quedé anonadada cuando sentí su lengua guiarme, sin duda los besos eran mucho más deliciosos cuando ambos participábamos de él.

Su lengua jugaba a la perfección, sabía como besar. No podía negarlo, Malfoy era jodidamente experto a la hora de besar y sentir como aquello me complacía, sólo me llevo a dudar de si sería igual de experto en otras cosas… ¿Qué sentiría cuando me tocara, que me recorriera y me hiciera suya?. Me estremecí, moviendo el cuerpo contra él, mientras me mordía el labio inferior.

-Suéltame… Quiero tocarte – me susurró al oído con tal sensualidad, que sentí que me derretía sobre él.

- …¿Y si luego no sigues y haces otra cosa…? - confesé mirándole, mientras acariciaba su dorso. Él me miraba con los ojos brillantes, mientras se mordía su labio inferior y empezaba a mover su pelvis contra mi, levantándome.

- Créeme que con lo excitado que estoy, ya todo me da igual. Después de todo, no sabemos cuanto tiempo más estaremos vivos –él tenia razón y era lo mismo que yo había pensado hace poco tiempo, pero al escucharlo de sus labios me dio la determinación para dejar de pensar y actuar de una vez.

Levanté las manos y el cuerpo para liberarlo y sentí un escalofrío recorrerme la espalda, cuando atrevidamente besó mis pechos. Por lo que se asomaba por mi ropa, noté su lengua recorrer mi piel y bajar para besar mis pechos. Tiré el cuerpo hacia atrás, conteniendo un gemido. Él siguió en lo suyo, y yo tardé un poco en soltarlo, porque quería seguir disfrutando de aquello. En cuanto lo liberé, llevo sus dos manos a mis pechos, apretándolos con desesperación.

Apoyé ambas manos en sus hombros, tirando la cabeza hacia arriba, mientras los tocaba aún más. Ahora que sabía que no se escaparía y que estaba disfrutando tanto como yo de todo lo que estaba pasando, sonreí de medio lado y me relajé, dejándome llevar y cerrando los ojos para poder percibir cada caricia. Cuando me tomó la cara para volver a besarme, sentí un nudo en el estómago que me dejo casi sin aire, pero en notar que yo era capaz de seguir su ritmo, tomé confianza. Me pareció que ambos supiéramos cómo llevar la situación y que cada beso sólo estaba siendo repetido después de haberlo hecho muchas veces. Cuando nos separamos por falta de aire, él se mordió su labio inferior y yo por mi parte, no sabía si debía decir algo. No quería estropearlo, sólo quería que no se detuviera nunca.

- ¿Estás segura de que así quieres que sea la primera vez? – su mirada era tierna, tanto que me sorprendí de que una mirada así viniera de parte de él.

- … Sé que serás cuidadoso y gentil. No sabemos lo que pasará mañana, ni en unas horas, sólo quiero vivir el ahora, y ahora… quiero… – me quedé callada, mi estómago dió otro vuelco y mi corazón se aceleró.

- Seré gentil, lo prometo… porque me importas más de lo que crees- en un movimiento pulcro y firme, me dejó recostada en la cama con él sobre mi. Me miró unos segundos y volvió a besarme, pero tardé en responder por intentar codificar esas palabras, sabía que en el fondo estaba intentando decirme algo. Me aparté curiosa y le separé un mechón de pelo de la cara.

- Estás haciendo ésto… porque las hormonas se han apodera de nosotros… ¿verdad? – me arrepentí de preguntar, no era lo que realmente quería saber. Las palabras no habían sido las apropiadas.

- Mira, Granger, a pesar de toda la imagen que tienes de mi, no te salvé para tener sexo contigo, lo hice porque no soy ningún asesino. Tu amigo me provocó y matar a la única persona que tenía como apoyo, fue la palanca para hacer lo que hice, pero no soy ningún asesino…. Aunque te cueste creerlo, te salvé porque…

El silencio pareció eterno. Él parecía meditar cómo expresarse y yo estaba sumida en la intriga. No quería hacer especulaciones, pero mi mente jugaba rápido, mucho más que la de Malfoy que aún no era capaz de formar una frase. Puede que Malfoy no fuera lo que aparentaba, pero ¿por qué me había salvado?. Realmente no había ninguna razón lógica, a menos que…. a menos que Malfoy… Pero eso era completamente absurdo.
Malfoy no podía…

Bajo ningún concepto… estar…

- Sé que durante todos los años escolares, te he demostrado todo lo contrario – cuando comenzó a hablar, mis pensamientos se mezclaron, causándome mareo.

No podía ser que realmente fuera lo que estaba pensando, y es que realmente no era el hecho de creer que yo le gustaba a el mismísimo idiota y narcisista Draco Malfoy lo que me tenía descompensada, sino más bien, que el saberlo, o si quiera imaginarlo, me estaba alterando. Mi corazón palpitaba más rápido de lo normal, y desgraciadamente sabía que no era por el efecto de la excitación, pues ambos habíamos dejado esa faceta de lado unos segundos para hablar. Lo que más me desesperaba, era saber que en el fondo, aquella propuesta me ilusionaba. Me imaginé recostada a su lado cada mañana, compartiendo su aroma, con un demonio… Me estaba volviendo loca, o peor, ya había perdido todo sentido de la cordura.

- Estuve analizándome durante meses, pensando porqué me comportaba así contigo, y la verdad es que encontré la respuesta. Aunque fue de lo más desconcertante, no puedo negarlo, no puedo intentar cubrir el sol con un dedo- se acercó a mi, besándome más tierno de lo que lo habían hecho en toda mi vida y me miró a los ojos a centímetros de mi- Estaba enamorado de ti, tanto como para odiarte por no tener tu atención puesta en mi, por ir siempre detrás de Potter y luego demostrar abiertamente que quien robaba tus sueños, no era yo… Y si hay algo en este mundo que odio… es ser ignorado.
Abrí la boca estúpidamente sin poder creer que fuera verdad. Draco Malfoy me había confesado sus sentimientos, lo había escupido todo como si fuera lo más normal del mundo. Notó mi reacción pues sus ojos dejaron de brillar por un momento, y se acerco a mí y tocó mis labios con su dedo.

- No digas nada… No quiero escuchar tu mente, créeme que ya la conozco bien. Quiero escuchar… a tu… corazón – pareció estremecerse con si quiera mencionar aquel órgano tan importante de nuestro cuerpo. Cerró los ojos y se acercó. Creo que en ese momento el beso fue nuestro pacto de silencio, pues no volvimos a hablar después de aquello, no al menos a unir palabras coherentes.

Respondí el beso con vehemencia, le hice caso y dejé que mi corazón me guiar. Aunque fuera incierto decir que mi corazón era el que lo hacía, pues las emociones de las personas están en el cerebro… -Hermione, no te desvíes.- dejé que mis emociones y sentimientos me llevaran y respondí a cada beso. Él se despojó de su propia ropa y dejó una de mis manos en su abdomen perfectamente moldeado. Lo toqué con timidez, notando lo fibroso de cada uno de sus músculos, y acaricié su dorso, notando como el deseo fluía en mis venas, ayudado por mis hormonas. Mi cuerpo volvió a calentarse y sentir el suyo ir a tono. Me despertó aún más deseo. Le ayudé a despojarme de la ropa hasta sentir el pecho completamente descubierto. Mi primera reacción fue cubrir mis pechos con ambas manos, pero él me lo impidió enseguida y se quedó observándome, logrando que el calor se acumulara en mis mejillas.

Luego de unos segundos de sentirme acorralada por una seductora serpiente, volvió a besarme y bajó para jugar en mi cuello, donde miles de descargas eléctricas descontrolaron mi cuerpo. El sentir sus besos y dientes jugar en la zona era completamente maravilloso, sentía que el mundo dejaba de existir. Me aferré a su cuerpo, intentando que él fuera lo único que no se apartara, cuando sentí algo caliente tocar mi pecho e ir hasta el centro de él. Tiré la cabeza un poco hacia atrás, su lengua era algo sobrenatural, era una maldita serpiente que sabía como jugar con sus atributos, y cada caricia me enloquecía aun mas, no sabía como estaba soportando semejante tortura, cada segundo que se tardaba era agonizante. Sabía lo que deseaba, pero no era capaz de decirlo, era demasiado vergonzoso admitir algo así… pero me moría de deseos de sentir que era de él, de saber lo que era sentirse uno con alguien, y aún más, que ese alguien fuera Draco Malfoy.

Me dejé hacer, realmente él sabía lo que hacía. Apreté las sabanas cuando noté que me quitaba el pantalón que llevaba puesto hace más de tres días por estar huyendo de un lugar a otro, me miró a los ojos y dejó una de mis manos en su pantalón. Así que, sin necesidad de más indirectas, yo le ayudé a hacer lo mismo. En cosa de segundos, entre besos y caricias, terminamos por sacar la última prenda de ambos. Me dió vergüenza mirar su cuerpo desnudo, pero como noté su penetrante mirada, decidí observar aquello que sólo había visto en libros Muggles de anatomía humana. No había comparación, no era algo que se pudiera describir. El sólo ver aquella parte tan intima de él, erecta y palpitante, alteró todo mi cuerpo. Pude sentir a mi propia intimidad palpitar de deseo, lo necesitaba… lo necesitaba dentro de mí.

Ambos nos miramos unos segundos más, y me empujó a la cama, recostándose sobre mi pero sin aplastarme. Empezó a moverse, logrando un roce torturador. Era delicioso sí, todo lo que él hacía lo era, pero en aquel momento sólo podía desear que lo hiciera de una vez, y empecé a empujarlo por el trasero contra mí. Él entendió el mensaje y me abrió de piernas, mientras me besaba la frente.

Apreté las sabanas, nerviosa, esperando el momento de dolor, pero él acaricio mi mejilla, intentando calmarme y me besó lento. Me distraje jugando con su lengua cuando empecé a sentir un placer desconocido. Ya había entrado en mi mientras nos besábamos y no había sentido ni la más leve pizca de dolor. Sonrió cuando se apoyó a los costados de mis hombros en la cama, y empezó a moverse bruscamente contra mi cuerpo, que en respuesta botaba poco a poco contra el suyo. El placer de sentirlo dentro me embriagó en cosa de segundos. Un mareo constante me obligaba a afirmarme de la cama o de su espalda. El sudor inundó nuestros cuerpos, y yo sólo me atrevía a mover la pelvis contra él, buscando aún mas placer, algo que creí inexistente hasta que en un movimiento seco, Draco me subió sobre él. No entendí la dinámica hasta que con ambas manos, apretó mi trasero contra él. Sentí como su virilidad entraba por completo dentro de mí, y me apoyé en sus perfectos pectorales para empezar a mover el cuerpo contra él. Noté que cuando hacía botar el cuerpo de arriba abajo, Draco dejaba escapar pequeños gemidos que fueron acompañados por los míos.
Aprecié tener los pechos pequeños, pues el subir y bajar hacía que botaran y dolían un poco, pero él solucionó aquello tomando ambos y masajeándolos con ímpetu. A ratos, sentía un placer diferente, un placer que me embriagaba de tal forma que creía que me rompería en mil pedazos, pero el agotamiento me impedía continuar el ritmo y el placer se desvanecía. Paré en notar que las fuerzas me abandonaban, y él me regaló una de aquellas sonrisas que tanto conocía. Aún en el sexo, le gustaba ser el sobresaliente. Me recostó en la cama, volviendo a tenerme como antes, y tomándome de las caderas, alzó mi pelvis lo necesario para moverse y entrar completamente. Volvimos a aquel ritmo enloquecido, ambos gemíamos con tal placer que causábamos aún más excitación en el ambiente. No me importaba si nos escuchaban o no, no me importaba parecer una demente gritando su nombre y pidiendo entre jadeos por más.

Sus manos sostenían mi cuerpo con determinación, guiando el baile de nuestros cuerpos. Los movimientos eran cada vez más rápidos y preciosos, causando una lluvia de sensaciones agradables. Volví a sentir que me partiría en mil pedazos y mi primera reacción fue apartarlo poniendo una mano en su abdomen. Él sonrió con ternura y se acercó para besarme, moviendo el cuerpo más rápido que antes. Me vi obligada a apartar mis labios de los de él para dejar escapar un gemido continuo y desesperado, apretando la yema de los dedos en su piel. Las piernas me temblaron como nunca y la columna se arqueó mientras tiraba la cabeza hacia atrás. El cuerpo entero se relajó tanto, que pensé que me desmayaría. El mareo me dejó aturdida y podía sentir mi vagina palpitar una y otra vez, mientras él aún estaba dentro de mí. Le miré sonrojada, completamente embriagada de placer y él sonrió, aparentemente igual de extasiado, y me cubrió con la sábana de seda, recostándose a mi lado.

- No digas nada... ya lo hablaremos en otro momento… - sonrió y tomó mi cabeza, dejándola en su pecho. Le abracé, cerrando los ojos por el mareo y sin poder aguantar más el sueño, y caí rendida entre sus brazos.

___________________________________________________________________________________

Desperté porque comencé a sentir hambre y él estaba a mi lado, sonriendo mientras acariciaba mi rostro, y allí lo comprendí, ya no me importaba nada, el estar así con él era lo único que quería. Los días fueron cada vez mejor, pero no hubo ni un sólo día que no nos besáramos con desesperación, sin saber cuánto tiempo más nos quedaba de vida, cuánto más podríamos disfrutar la presencia del otro. Yo sufría por ello mucho más que él, pues cada vez que salía por las mañanas, tenía miedo de perderlo, y por las noches, cuando dormíamos, le acariciaba el brazo en aquella marca que tanto aborrecí, de la cual ahora estaba agradecida. Si Malfoy no fuera uno de los “malos”, no estaríamos con vida. Pero todo era demasiado maravilloso, llegar a pensar que eso sería así por siempre era una estupidez.

Una noche, entre tantas que empezamos a compartir, pase tanto tiempo junto a él que llegue a sentirme como su esposa, el resto del mundo y lo que pasaba dejo de existir para mi, aquella noche mientras nos tomábamos de la mano y nos mirábamos a los ojos, sin necesidad de decirlo, ambos comprendimos que lo nuestro ya era amor, y que tal vez lo era desde a primera vez que cruzamos palabra, pero que no habíamos interpretado bien nuestros sentimientos y todo se había complicado demasiado.

Cuando al fin nos besamos, aceptando por completo nuestros sentimientos, la puerta se abrió de par en par. Una chica de rubios cabellos y esbelto cuerpo, me miró con odio apuntándome con la varita. Draco no lo dudó y me protegió con su cuerpo.

- Vete de aquí, Astoria. No se te ocurra tocarla…- lo dijo con convicción, mientras ella no dejaba de apuntarme.

Ella no parecía dispuesta a conversar. Abracé a Draco con fuerza y él hizo lo mismo. Besó mi frente cálidamente, susurrando un “te amo”, aquella palabra que sólo ahora tenía sentido para mi, y noté la luz acercarse contra él. Me protegió con su cuerpo y pude ver, horrorizada, cómo su mirada perdía toda expresión. Las lágrimas brotaron por mis ojos sin control y lo abracé fuerte contra mí.

-Mátame… Me da igual ya. Hace mucho que acepté que este día llegaría – me miró con odio y abracé a Malfoy, a pesar de que su cuerpo pesado amenazaba con aplastarme. Le tomé la cara y pegué mis labios a los de él, cerrando los ojos en ver la luz emanar de su varita.

- Ávada kedabra.

La escuché decir aquellas palabras y apreté los ojos con fuerza, sonriendo mientras mi cuerpo ya no me pertenecía. Pero, ¿qué más daba? Hace mucho que había perdido todo lo que era importante para mí, y la única persona que había logrado que deseara vivir el día a día, acababa de morir en mis brazos. Todo dejaba ya de importar, pues había perdido la cordura. Y para un demente, vivir o morir es lo mismo; y yo, hace mucho que estaba completamente demente.

jueves, octubre 14, 2010

Draluna [Draco+Luna]


El chico de mis sueños


Era tarde, y nadie deambulaba por los pasillos de Hogwarts, eran lo suficientemente astutos para no hacerlo, los prefectos de ese año eran demasiado estrictos y siempre cumplían con sus patrullas.

Pero esa no era la opinión de una chica; que aun así salió a dar un pequeño paseo nocturno, sus pasos se escuchaban con eco, caminaba lento; como perdida, volteaba por los pasillos incluso dando círculos en ocasiones. La brisa fría en ocasiones levantaba su camisón de dormir dejando ver aquella piel blanca.

No muy lejos también se escucharon pasos, pero el sonido era muy diferente; brusco. Rápido y sin eco. Pero la chica no se percato de ello pues estaba dormida, era sonámbula pero; como de costumbre; nadie se lo había creído.

Draco Malfoy se había quedado hasta muy tarde “hablando” con aquella chica Turpin…de Ravenclaw…¿O era un Hufflepuff?, ya no recordaba…
Se le paso la hora volando y no quería ser regañado, así que; caminaba lo más rápido posible confiado de que no lo encontraran, cuando escucho pasos lentos a lo lejos; que se escuchaban con el eco característico de los tacos femeninos así que sonrió un poco y se escondió, después de todo la chica que era prefecta de Ravenclaw no estaba nada mal, y quien sabía si con ella si terminaba de divertirse; pues con la otra chica no había podido.

El esperaba escondido y ella caminaba despreocupada, paso casi a milímetros de él mientras Draco la miraba sorprendido de que no lo descubriera pero en ver que caminaba con los ojos cerrados dedujo que la pequeña Lunática no estaba consciente de lo que hacía. La siguió divertido de su forma torpe de caminar y luego de unos pasos se paro frente a ella impidiéndole el camino y de un empujón suave la pego a la pared acercándose a su oreja.

- Hola Lunática… ¿A dónde vas a estas horas? ¿Me estabas buscando? – sonrió aun mas en notar que Luna no hacía nada por apartarse, había visto en películas (*) que hablarle a una persona dormida era como dominarla así que intento comprobar esas teorías- deja de caminar y quédate quieta que vamos a divertirnos un poco.

Draco jamás había mirado a Luna. Para él las alumnas de cursos inferiores no estaban a su alcance así que ni siquiera sabía de qué casa era, recordaba haberla visto una o dos veces junto a Potter así que el imaginarse que era amiga de su enemigo y la tenía a su poder era un sabor que no quería quitar de su boca.

- Ahora… relájate - paso la mano por el hombro de ella sintiendo la suave piel de Luna, realmente quedo maravillado con la textura; jamás había sentido algo tan suave, no había comparación con nada, ni siquiera las sabanas de seda de su cama se le acercaban, el tacto era tan agradable que se quedo tocándola unos segundos acercándose ínfimamente al tirante de la camiseta de Luna; deslizándola lentamente hacia un lado, se acerco al cuello de ella y lo mordió lentamente.

Luna emitió un leve sonido sin moverse ni un milímetro, pero Draco aprovecho la oportunidad y se pego mas a ella terminando de dejarla pegada a la pared, jugo en su cuello dando besos y mordiscos acercándose a la oreja y luego de jugar con su lengua en el lóbulo de ella; susurro algo agitado.

- Eres hermosa, la verdad… eres bastante linda- se aparto un poco para mirarla, y no mentía, se asombro de no haberse fijado en ella antes, era una chica delgada de la estatura perfecta para no tener que bajar la cabeza demasiado para besarla ni tampoco para sentirte incomodo por tener la misma estatura, su cabello era brillante y de un rubio único, su piel era sin duda la más suave y perfecta que jamás hubiera imaginado, y sus pechos, eran pequeños pero bien formados, de hecho se veían duros, así que inmerso en la curiosidad acerco su mano al mismo lado donde el tirante había cedido y paso la mano para tocarlo pero no era duro muy; por el contrario era esponjoso y suave, empezó a masajearlo mirando como el pezón se marcaba en el pijama- mierda… me voy a excitar

Se acerco a la oreja de ella y la mordió un poco sin dejar de tocar, cuando se disponía a alejarse por miedo a que Luna despertara la escucho, pero lo que escucho hizo que apretara un poco mas fuerte el pecho que a estas alturas tenía un pezón erecto y firme.
Luna estaba dejando escapar suaves gemidos.

Se aparto para mirarla a ver si había despertado cuando noto que lentamente apretaba los ojos para comenzar a abrirlos luego, asustado se volteo acorralándose a la pared y tomando a Luna de la espalda la empujo a él besándola en los labios, y quedo aun mas maravillado al sentir los suaves labios contra los suyos.

Draco entreabrió los ojos solo lo necesario para ver que Luna le miraba confundida y desorientada pero que poco a poco cerraba los ojos para responder el beso.

Se besaron unos momentos hasta que ella se distancio para tomar un poco de aire e intentar entender la situación.

- Jamás había tenido un sueño tan extraño – susurro. Su voz era dulce y armoniosa, le miraba con ingenuidad sin dejar de sonreír.- Tengo que regresar a mi sala común.

- Espera ¿Me vas a dejar aquí? ¿Y así? – la tomó de la cintura con confianza y la miró- ¿Solo para esto me quieres todas las noches?

- Valla, por eso despierto tan contenta entonces –volvió a sonreírme y no hizo gesto alguno de querer apartarse- pero es algo tarde y creo que no es apropiado que estemos solos en el pasillo.

- Pero si ya hemos empezado, vamos… termina lo que hacíamos – se acercó a besarle el cuello, sentir su suave piel en sus labios fue delicioso y llegar a morder nuevamente pero ahora con ella despierta, era realmente extasiante.

- Pero… no está bien, no nos conocemos, no creo que sea apropiado - aunque se estaba negando paso las manos por la espalda de Draco.

- ¿Qué importa lo que está bien y lo que no? Solo déjate llevar – Draco no quería detenerse menos ahora, volvió a llevar la mano al pequeño pecho de ella sintiendo en su palma el pezón erecto de ella mordiéndose el labio por el calor y deseo que lo embriagaron.

- Ahh…. Nunca había sentido cosas así… - Luna era lo más dócil y manipulable que había, algo que nadie usaba como beneficio, nadie, hasta ahora.

- Cierra los ojos y veras como se siente aun mejor – la beso apasionado, casi devorando sus labios, se aparto solo para empujarla a la pared y levanto la pierna de ella pasándola por su trasero mientras deslizaba la mano por su piel desnuda.

Luna cedió tal cual Draco lo predijo, ella jamás se negaba a nada, así que aun más feliz se acerco a ella pegando su cuerpo intentando que ella notara que estaba excitado, pero cuando ella dejo escapar un gemidillo escucharon pasos a lo lejos y se separaron intentando tomar compostura, ella ordeno su ropa y el su cabello, se miraron solo unos segundos y se apartaron en direcciones diferentes apartándose ambos de las pisadas.

Lo que quedaba de noche fue intranquila para ambos, se removieron en la cama varias veces hasta terminar por desordenarla por completo, ella por la emoción y la mariposas que sentía, no podía creer que tuviera “novio” pues él había dicho que no era la primera vez que lo hacían, porque si hubiera sido la primera vez no habría permitido que la tocara de esa manera, abrazo la almohada sonriendo y se quedo dormida.

Él en cambio no podía hacerlo por la excitación, por más que intentaba calmar sus ideas no podía y recordar lo que había pasado solo empeoraba las cosas, así que opto por el camino simple.

Si no hubiera sido tan tarde se abría dado un baño de agua fría pero no podía así que cerró las cortinas de su cama y bajo su pijama lo suficiente para liberar su erección, sonrojado y avergonzado de tener que llegar a algo así comenzó a tocarse superficialmente por miedo a que alguien se despertara o lo escuchara, tomo aire para armarse de valor y empezó a bajar la mano acariciando su miembro erecto, sintiendo un ligero placer, luego de volver a hacerlo en unas ocasiones perdió el miedo y lo hizo con mas deseo masturbándose más rápido y tocando la punta del miembro para sentir como se mojaba, apoyo la cabeza en la cabecera de la cama con la respiración acelerada.

El ambiente estaba frió pero su cuerpo ardía de deseo, movió la mano con más rapidez mientras se imaginaba el cuerpo que acababa de tocar botar sobre él, podía imaginarse la cara de Luna sobre él, su cuerpo sudado y sus gemidos hicieron que no tardara demasiado tiempo en eyacular y manchar sus sabanas con su propio liquido. Avergonzado; limpio con un hechizo sencillo y se quedo dormido mareado por el placer.

Al día siguiente no pudieron evitar mirarse, pero no se dijeron ni una sola palabra, no compartían ninguna clase pues ella era menor que él, pero se veían en los pasillos y en el comedor, y si alguien les hubiera prestado atención notaria que se comían a besos solo con la mirada, Draco mas que ella, pero era notorio que no podían dejar de mirarse.

Luna estuvo más feliz de lo normal, aunque como siempre es alegre y cordial nadie lo noto demasiado, pero en Draco si que era notorio y sus sonrisas sin motivo asustaron a más de un alumno.

Pero simplemente no podía evitarlo; sentir que tenía a Luna a su completa disposición le hacía desear que fuera de noche.

Las horas pasaron y todos se fueron a dormir, todos menos ellos dos, Luna no quería ir inconsciente ese día, quería ir por su propio gusto, pero estaba agotada por haber dormido poco el día anterior y se recostó para descansar solo un momento pero término quedándose plácidamente dormida, poco tiempo después como todas las noches salió caminando lento saliendo de su sala común.

Mientras Draco la esperaba en el pasillo donde el día anterior la había visto, las cosas pasaron muy similar excepto cuando Luna despertó, se lanzo a los brazos de Draco devorándolo a besos, sonriendo a momentos y jugando con sus labios, en ocasiones lo besaba y le daba una bocanada de aire que lo dejaba con las mejillas hinchadas del aire.
-Eh ¿Qué haces? – no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, Luna era tan alegre que era imposible no contagiarse, y una idea se le vino a la cabeza, tal vez una chica como Luna era lo ideal para él, alguien que le alegrara la vida.

- Solo juego… me gusta cuando te pillo desprevenido – lo volvió a besar mientras él la abrazaba por la cintura pero esta vez fue él quien absorbió el aire que ella tenía y por unos segundos la ahogo.

- Pues no eres la única a la que le gusta jugar – se miraron y dejaron escapar una sonrisa mientras se volvían a besar, era mágico, para ambos era algo extraño pero mágico, sin importar nadie; porque todos estaban durmiendo se besaban y acariciaban, daban tiempo en ocasiones entre ello para hacerse preguntas banales de las cosas que al otro le gustaban.

- ¿Qué le gusta a los chicos que una haga? – claramente Luna no se refería a el aspecto sexual pero Draco no terminaba de creerse que fuera tan ingenua como realmente era.
- Pues… a mí me gusta cuando juegas con tu lengua en mi boca, cuando dejas escapar el aire de tu boca en un gemido, pero hay algo que me gustaría mucho mas… que aun no has hecho – ella le miro sin entender y cuando él le tomo la mano solo siguió el recorrido que él hizo con la mirada hasta que vio donde él la dejaba.

- ¿Y qué quieres que haga? – Draco casi se cayó de espalda; no podía ser que Luna no entendiera lo que significaba que el dejara la mano de ella en su miembro.

- Tócalo – le indico como lo hiciera y ella repitió el procedimiento mirándole confundida hasta que sintió el miembro erectarse, un escalofrió le recorrió el cuerpo y un calor le invadió las mejillas- si… muy bien así.

Luna siguió haciéndolo mientras él le tocaba un pecho, ambos estaban acalorados y poco a poco se pegaron mientras intentaban unir sus intimidades a pesar de que los separaba la ropa, pero para su desgracia al igual que el día anterior volvieron a escuchar pasos, no se separaron pues seguían besándose mientras ordenaban su ropa.

- Te veo mañana, intenta venir un poco antes; estuve vigilando el pasillo y… nadie pasa por aquí – susurro para que no le escucharan; ella le tomo la cara con ambas manos y le beso con dulzura, Draco se quedo mirándola mientras esta se iba con el corazón acelerado pero no solo por el apasionado momento sino porque cuando ella le había besado para despedirse no había querido soltarla nunca, y el jamás había sentido algo similar, solo una vez con su madre pero no se le acercaba en lo más mínimo.

El resto de los días se hizo rutina, Luna no se acostaba a dormir solo miraba el reloj hasta que era la hora de reunirse, en cambio Draco se duchaba y perfumaba para ir a su encuentro, aquel rincón del colegio se volvió su lugar preferido, en ocasiones cuando en el día se cruzaban allí solo se reían por lo bajo.

Sin apuro ni presiones Draco comenzó a llevarle regalos que ella no dudaba en usar en el día, enviaba a algún elfo llevarle flores a su habitación y nunca faltaba a su cita, nunca… hasta aquel día.

Luna lo estaba esperando, llevaba los aros que él le había regalado y se había perfumado, con un vestido celeste y unos zapatos de bajo taco, el pelo tomado en un sutil moño, pero Draco no llego, cuando escucho los pasos acercarse estaba sentada en el suelo abrazando sus piernas, por primera vez sentía el corazón pesado y la tristeza superaba su preocupación de porque no había asistido, no se movió de donde estaba y fue descubierta por el prefecto quien la amonesto pero en ver la cara de pena de ella solo le quito puntos y la mando a dormir.

Luna llego a su cama y se lanzo en ella abrazando la almohada mientras algunas lágrimas se escapaban.

Al día siguiente Luna vio a Draco sentado en el gran comedor y quiso ir a hablar con él pero habían prometido no demostrar lo que sentían, al menos eso le había pedido el, pero solo ahora pensaba que tal vez lo había hecho porque ella lo avergonzaba, o solo estaba jugando con ella, después de todo sería lo más normal viniendo de un Slytherin.
Intento esquivarlo en el día, estaba sentida y no quería una disculpa simple, esperaría hasta la noche para saber qué era lo que había pasado, y así fue, esa noche llego antes de lo normal pero allí estaba el también antes de tiempo; intento sonreírle pero el ambiente era algo tenso.

- Yo… ayer…. – Draco no podía disculparse no estaba en su diccionario pero quería intentarlo, porque ya no podía negárselo a el mismo, Luna se había convertido en alguien importante para él, y no solo por su cuerpo, que había sido lo primero que le había llamado la atención de ella; también la felicidad que le contagiaba- Ayer estuve pensando demasiado, más de lo normal creo yo…

-¿Por qué no viniste? Sabias que te estaría esperando, ¿No pudiste avisarme de alguna manera? – Luna no estaba alterada ni nada; pero le miraba haciendo un leve puchero en aquellos labios.

- Porque necesitaba pensar, necesitaba ver qué pasaba si un día dejaba de verte, y las cosas que sentí, la forma en la que te añore me lo aclararon todo, me gustas… - lo soltó de golpe pero en cuanto lo hizo se arrepintió y se golpeo a si mismo mentalmente; no podía creer que el soltara sus sentimientos así.

Pero… es que estando con una persona como Luna era imposible no ser tan transparente, porque ella inspiraba confianza y sinceridad.

- ¿Y te vienes a dar cuenta ahora? – sonrió y se acerco a el abrazándolo- Yo creo que hace mucho que ambos sentimos lo mismo, pero no es necesario decirlo, no si eso te cuesta tanto, solo demuéstramelo como lo has hecho hasta ahora.

El sonrió y la abrazo por la cintura mientras respondía a sus besos, pero esta vez no se quedaron en el pasillo, tomados de la mano buscaron un lugar más privado y se encerraron en aquella habitación.

Ella se recostó en una mesa pero no les importo lo incomodo, la verdad lo que menos importaba en esos momentos era el lugar, ambos se entregaron por completo. Draco de una forma que él jamás había podido demostrar, cada caricia de él hacia ella reflejaban todo lo que él al fin había aceptado que sentía.

El goce fue máximo, ella gimió sin importarle nada a cada movimiento en que él entraba en su cuerpo, y lo hacía por el placer que sentía… pero más aún porque sabía que eso excitaba a Draco, le miraba mientras se retorcía de placer y lo abrazaba contra ella avergonzada de desearlo tanto.

A la mañana siguiente Luna tenía un brillo especial en el rostro y sus amigas lo notaron, mientras tomaba desayuno una de ellas la interrogo y en el momento preciso el resto de la sala se quedo en silencio.

- ¿Así que tienes novio?

- Sí, hace ya bastante tiempo – sonrió mientras se mojaba los labios con el jugo evitando mirar a Draco, aunque no era necesario hacerlo para saber que no se esperaba que hablara de él.

- ¿Y cómo es que empezaron a salir?

- Es algo muy extraño sabes, pero resulta que él … era el chico de mis sueños, lo encontré una vez en mi sueño y desde entonces supe que él era el indicado, además no es un chico común y eso me gusta mucho, porque nuestra relación es de lo más extravagante

Luna solo sonrió y salió de allí luciendo los aretes que él le había regalado pero también un reluciente anillo nuevo, después de todo la noche anterior Draco se lo había regalado luego de preguntarle si quería ser su novia a lo que ella no había tardado en decir que si, después de todo era el hombre de sus sueños.





(*) En este fic; Draco ve “películas” donde ha visto hablar de sonámbulos, pues como todos sabemos en el
mundo mágico de JK no hay películas a lo Muggle…con Tv o cine…así pues estas son proyectadas en 3D bajo un hechizo de alta dificultad en el mismo hogar del mago o bruja que la va a disfrutar.

viernes, septiembre 24, 2010

Fanfic

[yamapi] fall in love [Cap 1]
"forbidden love "



Nunca me había sentido tan confundido en la vida, mi vida estaba de lo más tranquila hasta que ella apareció, todo giraba en torno al trabajo y a la maravillosa vida que tenia, pero todo mi mundo giro en cuanto cruce la mirada con ella. Los pocos días que tenía tiempo libre salía con mis amigos a alguna fiesta solo para distraerme y pasármela bien con ellos, las chicas habían pasado a segundo plano para mí, pero no para mis amigos.

Un día de aquellos en los que la noche estaba mas prendida que la luna misma, salimos a un bar discreto y privado a beber algún trago fuerte entre una conversación de confianza, cuando Ryo llego con retraso no fue para nadie una sorpresa pero cuando detrás de él apareció una chica de cabellos rubios, piel blanca y tersa, dejo de ser un día normal, nos quedo mirando con timidez mientras apretaba el brazo de Ryo nerviosa, todos nos dirigimos una mirada para volver a inspeccionar a la chica, sin duda no era japonesa sus ojos eran grandes y verdes, era un poco más baja que su acompañante pero su figura era mejor que muchas de las chicas que había visto en mucho tiempo, su belleza me dejo tan anonadado que fui el único que no respondió al saludo de ambos, y solo disimule moviendo la cabeza mientras Ryo sonreía como idiota y le tomaba la mano a ella.

- valla Ryo te la tenias escondida, y como es que te has animado a traerla hoy y no nos avisado ni nada, estamos todos muy sorprendidos- Jin rompió el hielo mientras el resto de nosotros bebíamos un poco de nuestros tragos.
- No me dio tiempo no sabia que se iban a juntar hoy, Toma me ha avisado solo hace unos momentos y como estábamos en una cita no quise dejarla y la he traído para que la conozcan – Ryo jugo con sus dedos en la tersa piel de ella que de seguro era más suave que la seda misma.
- Que Ryo no les contara nada es mi culpa, yo le pedí que no dijera nada de nuestra relación por miedo a los paparazzi y las fans locas- su voz era suave y dulce, de aquellas voces que te gustaría escuchar antes de ir a dormir.

No note que mi vista solo estaba fija en ella, sus labios rojo carmesí, el inferior algo mas ancho que el superior mientras que este ultimo tenia una figura delineada y contorneada a la perfección, sus dientes blancos y aquella sonrisa perfecta me tenían hipnotizado, solo agradezco que nadie notara mi mirada perdida en ella.

- Pi despierta estas en el mundo de los sueños – Ikuta me dio una palmadita en la espalda y sonreí entupidamente, los chicos estaban hablando de cuanto tiempo llevaban y como se habían conocido, cuando escuche de la boca de Ryo que llevaban cerca de 8 meses no me lo pude creer, uno de mis mejores amigos no me había dicho nada porque una chica se lo había pedido, y peor aun la relación parecía ser mas formar y seria de lo que pensé pues la chica conocía a la familia de Ryo.
- Si lo siento estaba algo ido, con tanto trabajo pensaba que hacer mañana para tener un tiempo libre – mentí con descaro mientras tomaba mi vaso jugando con los hielos intentando mantener mi mirada en ellos.
- Deja de pensar en el trabajo hombre por dios, hay cosas mas interesantes en la vida que ello, distraeré que para ello nos hemos juntado- y tenia la razón habían cosas mucho mas interesantes, ella sentada frente a mi era sin duda algo mucho mas llamativo.

La conversación giro en torno a ellos bastante tiempo, aunque no me molesto para nada pues escucharla hablar era algo tan melodioso que me tenía completamente seducido y lo peor era que no podía dejar de mirarla o tener mi atención completamente para ella, nunca me había sentido así por una chica y me hacia verme de lo mas estupido pero en ese momento fue en lo único que no pensé, y claro esta en que tal vez alguien lo había notado.

- bueno chicos yo creo que voy a dejar a mi novia o se nos hará tarde y teníamos pensado pasar a comer un helado antes además ya saben cuento se demora uno en despedirse cuando tiene pareja – Ryo sonrío nada mas feliz y se despidió de nosotros mientras la chica hizo una pequeña reverencia con la cabeza.

Cuando se fueron no hubo ni un solo comentario de ellos como me lo habría esperado cambiaron el tema rápidamente luego de que yo preguntara que tal habían encontrado a la novia de Ryo, y me había tenido que reír de los chistes estupidos de Jin como siempre, pero esta vez me eran mas amargos, estaba completamente fuera de aquella mesa donde siempre había compartido tantas risas y momentos agradables.

Cuando llego la hora de irse tuve que ir a dejar a Jin y luego pude irme a casa pues el no se podía el cuerpo había bebido de suyo y lo mio, pero aun así no me molesto no vivía demasiado lejos de mi y así tomaba un poco de aire antes de ir a casa.

Esa chica solo era una mas entre tantas que no podía entender porque no dejaba de pensar en ella y peor aun cuando la recordaba omitía por completo el hecho de que fuera la novia de uno de mis mejores amigos, solo la recordaba a ella sonriendo y hablando mientras en ocasiones me regalaba alguna sonrisa.

Cuando estuve al fin en mi cama mirando el techo me lo repetí una y otra vez hasta quedarme dormido, no había cosa mas imperdonable que mirar la novia de tu amigo, así que si el volvía a llevarla a alguna reunión yo me iría o inventaría algo, sino solamente quitaría mis ojos de ella, la sacaría de mi cabeza como fuera, no podía hacerle algo así a Ryo. Pensé en todas las formas de dejar de pensar en ella por mi mejor amigo pero nunca llegue a pensar o a pasarme por la mente que también debía pensar en la posibilidad de que yo a ella nunca le gustara en lo mas mínimo, porque después de todo…. Yo era Yamashita Tomohisa.

A pesar de intentar no verla me fue imposible Ryo se empeño en invitarme junto con una amiga de ella a citas dobles, las amigas que Ryo invitaba eran cada vez mas lindas pero ninguna era como ella, y solo tenia los ojos cada vez mas pendientes de lo que ella hacia o dejaba de hacer, con los días comencé a conocerla, sus gustos, sus gestos, sus costumbres, era como salir con ella, pero con Ryo ocupando mi lugar, aunque no lo deseara no podía dejar de pensar en ella y no podía negarme a salir a esas extrañas citas, no por conocer chicas ni por compartir con Ryo, solo quería poder verla a ella, no importaba si no tenia tiempo o tenia trabajo que hacer posponía o iba a otras horas, pero no dejaba de salir a las citas.

No me di cuenta como el tiempo pasó y me vi sentado en una de las mesas bebiendo con mis amigos y ella estaba allí como si fuera uno más de nosotros, Ryo no había podido asistir pues se había enfermado, pero los chicos habían insistido para que ella nos acompañara. Y allí estábamos hablando solos entre tanta gente, si suena estupido pero es que para mi no el resto no existía, solo estaba ella, agradecí que esos meses nos hicieran “amigos” y pudiera hablar ya con tranquilidad con ella, cosa que no pude hacer los primeros días no era capaz de hablar sin sentir cosquilleos en el estomago o mareos al notar su mirada en mi, y es que es algo que nunca había sentido, y que para desgracia mía tanto como de otros… no dejaría de sentir.

Pensé por varios segundos como preguntarle si quería bailar conmigo pero por mas que repetí la frase en mi cabeza no fui capaz de decírsela ella en cambio muy espontáneamente me pregunto si me apetecía bailar un rato pues solo beber la emborrachaba, claramente acepte me fui con ella a la pista y en cosa de segundos estábamos bailando, note que un chico no dejaba de mirarla y me molesto me sentí como si ella fuera mi chica y me gusto, la acerque mas a mi por la cintura notando que ella se incomodaba así que agregue susurrando.

- no pienses mal, hay un tipo mirándote extraño, será mejor que note que no andas sola- en parte no estaba mintiendo pero en el fondo solo quería un pretexto para estar mas cerca de ella.
- Gracias Yamashita –susurro con su hermosa voz y siguió bailando como si nada pero sin tener malas intenciones me apegue mas a ella necesitaba sentirla solo un poco mas, no era nada malo- Yamashita, estas muy cerca

Me sonroje en notarlo sobre todo por mi mano posesiva en su cintura, pero no me aparte, me acerque lentamente casi a milímetros hasta su mejilla pegándola con la mía y me atreví a besar su oreja sin darme cuenta que ambos habíamos dejado de bailar.

- q-q-q-que estas ha-haciendo yamashita –ella se quedo paralizada debí deducir las razones pero mi cabeza jugo conmigo y pensé que si no me apartaba era porque ella no quería hacerlo y continúe empezando a morder su lóbulo lentamente mientras la pegue a mi con la mano- detente…d-d-detente

No quise escuchar, me olvide de mi mejor amigo, de la gente que estaba allí y de todo el mundo, me deje llevar notando como mi cuerpo me pedía estar con ella, el calor de los tragos anteriores habían hecho efecto y mi cuerpo no me respondía del todo, aunque si me hubiera podido responder tampoco me habría detenido.

- no quiero hacerlo – susurre cuando deje de hacerlo y me acerque a su mejilla con intención de besarla
- p-para – ella me aparto por el pecho y al fin la mire a los ojos, estaba asustada, aterrada de lo que estaba pasando y solo allí note que no me aparto por miedo no porque le gustara lo que estaba haciendo.
- Yo… lo siento no pensé que… - me sentí el peor hombre del mundo la lleve a una de las mesas y no supe que decir el silencio me apuñalaba a cada bocanada de aire hasta que al fin las palabras salieron
- Perdóname, me deje llevar… lo siento de verdad – ella volvió su mirada a mi con una mezcla de decepción y tristeza que destrozo mi corazón y solo volvió a sonreír intentando que fuera lo mas normal posible.
- No pasa nada, debio ser por el alcohol, pero por favor no vuelvas a hacerlo, eres mi amigo y no quiero tener que decirte algo feo, Nishikido es mi novio y tu como su amigo aun con mayores razones no deberías hacer cosas como esa.

Allí termino la conversación ella tenia razón era lo peor y así me sentía pedí algunos tragos mas y no fui consiente de lo que ellos hicieron en mi hasta que al levantarme de la mesa para irme el suelo se movió bajo mis pies y perdí el equilibro por unos segundos de no ser por Tegoshi que me atrapo por el brazo habría terminado en el suelo, no era capaz de conducir y le pedí a el, pues sabia que no bebe que me dejara en mi casa pero que primero dejara a la chica en la suya, estábamos por irnos cuando Jin se acerco y ofreció el ir a dejarla pues comento que mi estado era deplorable y lo mejor era que me recostaran lo antes posible, en ese momento no dude de el era mi amigo pero ahora que lo medito, debí hacerlo, si yo el mejor amigo de Nishikido había dudado y había pasado por sobre el al intentar algo con su novia ¿Por qué Jin no lo haría? Pero en ese momento con lo poco sobrio que estaba no me detuve a pensar y solo agradecí el llegar pronto a casa.

A la mañana siguiente me despertó el teléfono celular en lo que creí en primer instancia seria la alarma pero luego de tomarlo y leer el los kanjis de Ryo me senté en la cama asustado y respondí casi sin voz, despertando de golpe en escuchar los sollozos de una chica me levante de la cama, era ella, no era capaz de hablar de pronunciar palabra alguna pero en escuchar de fondo las voces de Jin y Ryo sulfuradas en una discusión solo le pregunte donde se encontraba y a medio vestir salí de casa en dirección a la cada de Jin que por suerte estaba cerca, el sol me molestaba y me dolía la cabeza, termine de vestirme en el auto y en llegar aparque el auto junto al de Ryo entre a zancadas notando que la puerta estaba abierta la cerré tras de mi y allí estaban golpeándose uno al otro como si en ello estuviera la vida, como pude les aparte recibiendo uno que otro golpe por entrometerme.

- -¡¡BASTA!! ¡¡¿¿Qué demonios esta pasando aquí??!!- vi en una de las esquinas a la pobre abrazada al teléfono cubierta por la chaqueta de Ryo con las piernas descubiertas y palidecí al punto de que casi caigo yo por el empujón de Jin al querer volver a golpear, me sostuve como pude y mire a Ryo sin poder creérmelo, estaba rojo de impotencia con la vena del cuello mas que delineada mientras lanzaba fuego por los ojos, se soltó de mi y se acerco a ella abrazándola- ¿q-q-que demonios has hecho Jin?
- yo estaba borracho, no a sido con ninguna intención, ni siquiera recuerdo del todo lo que ha pasado –Jin no parecía del todo arrepentido y de hecho en su voz se notaba un timbre burlesco que me hirvió la sangre al punto de querer propiciarle yo también una paliza pero me controle.
- no tiene justificación… dime que no le has hecho nada… - le mire rogando que fuera así, que solo hubiera intentado algo y ella se negara pero no había forma de que su semidesnudez calzara en esa cuartada.
- que acaso estas ciego – susurro Ryo detrás de mi y ayudo a su novia a levantarse.
- hijo de...- no dije nada y le di al espalda a Jin, mientras iba a buscar la ropa de la chica encontrarla repartida en la habitación me hizo estremecerme, volví y ella entro al baño para cambiarse ayudada por Ryo mientras Jin se sujetaba la cabeza sentado en el sillón sin saber si lo hacia por fingir culpabilidad o porque realmente se tenia una basura.
- yo no recuerdo nada pi créeme – no podía hacerlo sentía tanta o mas ira que Nishikido pero intentaba controlarla por no dar sospechas a mi amigo, ignore a Jin y ayude a Ryo a salir de allí, cuando la vi subida en el auto con la mirada perdida me pregunte, ¿si yo hubiera tenido la oportunidad habría hecho lo mismo que Jin? Pero para mi pesar… no fui capaz de responderme porque temía de mi propia respuesta.

No deje de estar preocupado ni un solo segundo y acompañe a Ryo al hospital a que a chequearan y ambos nos aliviamos de saber que aunque su novia no fue capaz de decírselo por vergüenza no hubo penetración alguna, al parecer la chica pudo escapar y se había escondido en el baño hasta que Jin se durmió y pudo salir para llamar a Ryo, luego de estar mas tranquilos ambos fuimos a ver un café mientras ella dormía.

- no puedo creer que uno de mis mejores amigos me hiciera algo así – susurro Ryo recobrando el habla luego de horas.
- Ni siquiera yo puedo creérmelo aun, nunca me esperaría algo así de un amigo –mi voz fue acallándose lentamente en notar el peso de lo que estaba diciendo.
- Ahora en quien voy a confiar, ni siquiera puedo confiar en que mis amigos cuidaran y respetaran a mi novia, ¿que acaso no se dan cuenta de que de verdad me gusta? ¿Cuándo antes había durado tato tiempo con la misma persona?- escuchar a Ryo me obliga a bajar la mirada a mi taza de café, el tenia mucha razón, el jamás había presentado a sus novias, pues nunca ninguna le duraba mas de 1 mes, pero esta ves era diferente ya llevaba con ella 11 meses, en nada cumplirían un año y yo no podía sacarla de mi cabeza desde que la conocí, pero el escucharlo me removió la conciencia.
- Yo… siento haber dejado que Jin se la llevara ayer pensé que estaría segura con el además yo no me sentía nada de bien- intente justificarme aunque no sabia si corría mas peligro a mi lado.
- No es tu culpa pi, no sabias que Jin haría algo así, de verdad me gusta y mucho, tanto como para pensar en perder a uno de mis mejores amigos por ella – Jin era sin duda nuestro mejor amigo, ambos nos miramos intentando buscar algo para defenderle pero lo que había hecho no tenia ni justificación ni quien le defendiera.
- Aléjate de el un tiempo ve con los días lo que pasa en tu corazón, se que Jin no tiene perdón alguno, pero el alcohol tiene mucho que ver en esto y agradezcamos que no paso a mayores, no le justifico pero piensa todo con calma ahora tienes la cabeza caliente, deja que tus pensamientos se refresquen.


No supe que más decirle y es que ni yo mismo me creía mis palabras, no podría perdonarle por tocarla, si yo no podía Ryo mucho menos lo haría, pero fue lo único que se me ocurrió, los días pasaron y ella volvió a sonreír aunque Ryo me confeso que estaba menos cariñosa que antes y que en ocasiones lo rechazaba, comencé a ser el consejero de Ryo y eso me ayudaba porque escucharle hablar de cuanto la quería hacia que mis deseos por ella bajaran, porque mi amistad era mas importante, pero cuando la miraba a los ojos el cariño que sentía por ella crecía en inmensidad, tanto que empezaba a temer que lo que sintiera por ella fuera tan intenso como lo que el mismo Ryo sentía.

Los días pasaron Ryo y Jin no volvieron a cruzar palabra y tenía que turnarme por días para verlos aunque a Jin intentaba evitarlo en lo posible, había hablado con el de lo ocurrido y había preferido dejar en que le creía que no recordaba lo que hizo, culpando en todo momento al alcohol. Salir con Ryo significaba hacer el imbesil entre la hermosa pareja, cada vez era mas molesto y empeze a escoger salir a dar un paseo con tego o algún otro miembro de la compañía

sábado, septiembre 11, 2010

[Harry potter] cap 8

Mi hurón
[cap 8- no me olvides]

Agradecimientos a ILDM quien escribió gran parte de este fic, muchas gracias a todas las personas que me dejan sus comentarios, y a los que me ayudan.


Mi corazón latía a mil por hora, mientras sentía mi piel sudar y calentarse…¡¡tal vez y hasta me había sonrojado!! Y pensarlo me hacía sonrojarme más…

Vi sus labios acercarse a mí otra vez…cada vez más cerca, mordí uno de los míos sin poder evitarlo, expectante.

¿Qué sucedería ahora?

Sus ojos grises en los míos…fijamente sin moverse, sus labios curvados en una sensual sonrisa ladeada que era muy suya…y allí, de nuevo, el contacto.

Esos suaves labios sobre los míos…no lo podía creer.

Me apoye en el posabrazos de la silla donde estaba sentada, mientras él se inclinaba hacía mí…Sentí como el mundo perdía su horizonte mientras trataba de tomarme con más fuerza para no caer. Segundos después de que un suspiro escapara de mis labios sentí una de sus manos tomando mi cintura…fui allí cuando caí en la cuenta de que era lo que sucedía y con quien sucedía.

Sentí nacer entre los dos una urgencia diferente, un beso diferente.

Y mi corazón comenzó a latir a mil por hora.


…………………………………………………………………………………………….

La sentía tensarse un poco contra mí, con su respiración alterada y su piel ardiendo.

Escuchaba sus suspiros entrecortados contra mis labios; mientras una de mis manos se ubicaba en la suave piel de su cintura aun cubierta, y la otra en la madera que la mantenía sentada.

Aparentaba una calma que no sentía, pues el saber que tenía a Granger así…temblando bajo mí; por mí; por mis besos y mi contacto; eso… era suficiente como para lograr enloquecerme.

Me acercaba más a ella; atraído como por un imán, quería más de ella, más de su sabor, más de sus suspiros; más de su calor y su piel…más de ella.

La mano que mantenía en su cintura subió hasta acariciar su mejilla; por Merlín que era suave…y su aroma tan dulce que me podía embriagar de puro placer.

En un intento de recuperar el aliento me separe de ella, sin dejar de verla a los ojos ni por un segundo…hipnotizado.

Ella mantuvo la mirada unos segundos hasta que giro su rostro a su derecha, donde uno de los viscosos frascos de Snape brillaba bajo uno de los casi únicos candelabros.

Se estremeció y entonces yo entendí

……………………………………………………………………………………………

Nos separamos para tomar un poco de aire, mi pecho se agitaba escandalosamente y mis mejillas estaban completamente rojas; mis labios me ardían allí donde el me había besado.

Suspiré imperceptiblemente y giré mi rostro a un lado. El lugar me congelaba la sangre y me daba un escalofrío lleno de repulsión; mi cuerpo se estremeció mientras mis ojos recorrían todo el lugar….frascos llenos de viscosas criaturas; vivas y algunas muertas; unos dos candelabros iluminando tétricamente todo el despacho, o por lo menos eso intentaban…sus luces titilaban; dejando sombras en esquinas y estantes. Algo sonaba al fondo de manera tétrica…

Plat,plat plat…

………………………………………………………………

Ella se estremeció de nuevo, temblando y su aspecto se torno perturbado y frágil.

Draco leyó todo esto en una sola de sus miradas…y, con una ternura realmente inusitada en el, la tomo de la mano para levantarla, acogiéndola en su pecho. Con sus dedos acarició su mejilla, y; con ambos de pie, sintiendo sus cuerpos temblar de pasión y expectación: Draco la volteo, abrazándose por detrás a su cintura, sacando su varita.

Con un movimiento de su muñeca; todo fue cambiando ante los ojos de la sorprendida Hermione, quien, pese a saber que hechizo estaba usando Draco…estaba sorprendida de su habilidad; pues...aunque él no era uno de los mejores de su clase; nunca lo había visto en acción.

Ahogo un grito de sorpresa, cuando todas las viscosas y desagradables pociones de su profesor, eran desaparecidas con un hechizo de camuflaje, y las paredes eran cambiadas a un agradable color terroso, un rojo oscuro…con unos arabescos en verde.

Los dos precarios candelabros fueron sustituidos por una infinidad de velas flotantes…las dos sillas donde ellos se sentaban también desaparecieron.

Draco sonrió satisfecho, y con un ultimo susurro sobre el odio de Hermione, que a ella le erizo todos y cada uno de sus cabellos y toda su piel; fue cambiando el antiguo, destartalado, horroroso, y negro escritorio del profesor; por una cama de doseles blancos; de dos plazas, con innumerables cojines mullidos y sabanas peltreas.

Ella abriendo los ojos de par en par; comenzó a sentir como sus piernas fallaban de la pura expectación, como su aliento era más escaso y como su pulso comenzaba a ser errático. Su corazón bombeaba más sangre de lo estrictamente debido; logrando que su cara se colorase de nuevo. Más aun cuando tomo en completa cuenta, todas las implicaciones que querían decir esa cama allí y ahora.

Draco la sintió temblar levemente, seguramente de expectación; así como su pecho contenía a duras penas su corazón.

Con mucho cuidado, tomó su mejilla, volteándola hacia el. La miro a los ojos solo el tiempo necesario…para transmitirle con ellos su deseo, y confirmar el de ella.

Esta vez, ambos se lanzaron al beso, uniendo desesperados sus labios en un reencuentro.

Draco fue llevando el control, dando pasos seguros hacia delante, sin soltar en ningún momento su cintura; ladeaba el rostro, buscando el acceso que tanto deseaba…ella cedió, golpeando la parte de atrás de sus piernas contra el borde de la cama.

Él introdujo con habilidad su lengua, reptando dentro de ella, dando otro paso más para tenerla justo donde deseaba…

Cuando Hermione sintió la superficie suave del colchón en su espalda; un respingo involuntario sacudió su cuerpo; estaba sorprendida, de ella misma…

¿De verdad iba a hacerlo?

¿De verdad podría hacerlo?

Con el nerviosismo reflejado en su mirada, observo como Draco con total delicadeza se posaba sobre ella, cubriéndola con su cuerpo, y apoyándose sobre el colchón, manteniendo su peso alejado para no aplastarla.

Ella suspiro, cuando sus cuerpos rozaron en algunos lugares…como en sus piernas descubiertas por la falda escolar, y su pequeño pecho, que de la pura agitación…subían y bajaban a una rapidez alarmante.

Draco beso su cuello, buscando de tranquilizarla, mientras en el proceso…aspiraba su aroma. Repartió pequeños besos en su mejilla, en sus ojos que se cerraron de puro placer por su cercanía, en su nariz; tan delicada y perfecta…hasta posar un suave y delicado beso sobre sus labios.

Hermione suspiraba a cada segundo, sintiendo las nubes flotar a su alrededor, impresión que se afianzaba al abrir los ojos a veces y toparse con el dosel blanco que los cubría a los lados.

Poco a poco, ella, sin notarlo siquiera, se fue dejando llevar…dejo que sus besos la guiaran, que sus suaves y pálidas manos, sin dejos ya de frialdad: la tranquilizaran.

Sus suspiros eran cada vez un poco más intensos, y Draco ya comenzaba a pensar (en realidad lo venía pensando desde hace un rato ya) que las ropas comenzaban a sobrar…con el mismo ritmo que venía manteniendo, llevo sus dedos ágiles a la cintura de la chica, quien ya rendida, hundía sus manos en sus cabellos dorados…arrancándole a él, unas indescriptibles ondas de placer en toda su columna.

Con una mano, se fue abriendo camino por toda la piel de su vientre…sentía como al tacto ella se iba erizando, y como sus suspiros se iban transformando sutilmente en jadeos contenidos.

Subió un poco más sus manos, llevándose con él parte de la camisa de ella…sacándola de sus límites. Cuando estuvo suelta, Draco se vio con la mediana libertad de atrapar uno de sus pechos cubiertos por el sujetador; sin contenerse ni un solo segundo más; llevo sus dedos hasta allí, tan solo rozando esa piel que tanto anhelaba.

El efecto fue inmediato, el gemido que Hermione se venía conteniendo desde hace tanto, escapo rebelde de sus labios, sonrojándole el rostro caliente, y logrando que su espalda de arquera contra Draco.

Él sintió como todos y cada uno de sus poros se encendía al escucharla gemir para él, por él…y con una simple caricia.

Al diablo el autocontrol…

Uno a uno fue soltando los botones de la estorbosa camisa escolar, mientras…Hermione, sumida en una especie de limbo, trato de imitarlo, luchando a muerte con los condenados botones, y con el pulso temblando de tal manera que le parecía increíble que pudiera coordinar movimientos.

Estaba acalorada, muy acalorada…la piel allí, donde Draco había posado sus dedos, ardía de tal manera que parecía grabada en fuego. Se pregunto si solo el nuevo contacto calmaría ese fuego…y desesperada, buscaba su alivio.

Su vientre se sentía explotar, con aquella ansiedad nacida en la boca de su estomago…apuntando hacia el sur, donde el fuego ardía con mayor intensidad.

Sentía aquella humedad en su entre pierna, que otrora la había echo avergonzar, aquella que una vez se vio obligada a saciar a nombre del rubio que la enloquecía…aquella humedad que la hizo sentirse llena de un placer innombrable cuando se dejo llevar por sus instintos.

La sentía de nuevo, allí…instalada en su entrepierna, bañando sus ropas menores, logrando que sus suspiros ya no fueran suspiros….que su cordura se fuera permanentemente de paseo lejos, muy lejos.

De allí.

De esa habitación.

Tan lejos que pensó en no recuperarla jamás.

Draco gruño con un placer triunfal cuando por fin arrebato todos los botones de la camisa escolar de la chica; ante él se mostraron un pequeño, pero orgulloso par…erizados y erguidos, directos hacía él. Cubiertos tan solo levemente por un sujetador de algodón blanco.

Inocente…angelical.

Sus senos gritaban por él…lo sabía, lo necesitaban: si dejar de acariciarla, fue llevando sus labios en un camino húmedo, hasta posarlos sobre sus pezones.

-ahhh…Merlín…- por primera vez, Hermione no pudo contenerse en lo absoluto, los labios, y la lengua de Draco estaban estremeciéndola hasta en lo más mínimo. Y por Morgana bendita que se sentía en el cielo.

Draco; demasiado excitado y ofuscado para pensar claramente, solo se dejo llevar. Sus manos ahora vagaban por el reino de aquellas piernas que lo rodeaban, mientras su lengua, entretenida, humedecía el frágil algodón que cubría los pequeños pechos de la chica.

Ambos se estaban dejando llevar, y a los pocos minutos, las ropas escolares habían ido a parar ya muy lejos…ella solo conservaba su blumer medio sujeto a sus caderas, y el su boxer…agrediéndole gravemente su erguida hombría.

El sudor perlaba sus pieles entremezcladas y ya los jadeos y gemidos no eran contenidos, no era posible contenerse.

Draco había comprobado que Hermione sabía tan bien como olía, saboreando delicadamente sus jugos en sus propios labios, jugando alli con su lengua, y logrando sacar aquella pequeña felina que Granger escondía.

Jugaba en su sexo con ambos labios, desapareciendo su ropa interior en segundos…ella débilmente pedía por más, él estaba complacido, y pensaba darle más.

Se inclino sobre ella, dejando que fueran sus manos temblorosas la que lo terminaran de desnudar. Su miembro saltó orgulloso, y ella abrió los ojos un poco espantada…realmente aterrada.

Draco acaricio sus piernas, haciéndose espacio entre ellas, tratando de relajarla….de darle un poco de seguridad…ella le miro a los ojos, cuando ambas pieles hicieron contacto, él en su entrada, esperando su permiso.

-¿No…dolerá? –le pregunto por toda duda, con un susurro inaudible que a Draco le erizo todo el cuerpo, la miro seguro, besándola de nuevo…esta vez. Transmitiéndole todo.


-No…lo prometo.- ella lo beso a la vuelta, arrojándose al vacío.


Milímetro a milímetro él fue entrando, con toda delicadeza…dejándola acostumbrarse a su intromisión. Se sentía condenadamente bien…cómoda, caliente.

Hermione relajo su cuerpo, mientras el continuaba besándola, al ritmo lento y pausado que la penetraba, lo sentía en su interior, llenándola.

Draco topo con esa barrera que era su pureza, sabía que ella era virgen…pero, el sentirlo él, en ese momento…le dio una sensación tan calida, poderosa…fue rompiendo con ella, a la misma velocidad. Hermione, completamente entregada y relajada. No sintió nada.

-¿Estas bien?- logro preguntarle Draco, conteniéndose las enormes ganas que le surgían de comenzar a moverse.

Ella asintió, besándolo.

-Cumpliste tu promesa-

Y comenzó la danza…ambos cuerpos acoplados…Draco se aferraba de la cama para no aplastarla, y su otra mano sostenía la pierna de Hermione asida a su cintura, dándole mayor entrada.

Sus movimientos fueron aumentando…cada vez más.

Y ella ya no escondía sus pequeños gritos ahogados.

Su nombre escapaba entre gemidos de sus labios, y Draco sentía cada llamada volverlo loco…ella estaba allí, con él.

Movimientos erráticos…y ella creía ver pequeñas estrellitas bajo sus parpados.

La velocidad aumento, sus cuerpos chocaban en un ritmo incontrolable, ella enredaba sus dedos en el platinado cabello que caía sobre la frente de Draco, empapado de sudor.

Un temblor incontrolable se apodero de su cuerpo, mientras el entraba con cada vez mas velocidad si se puede… las estrellas se habían transformado en fuegos artificiales…sus gemidos se unieron en uno solo…que grito el nombre de Draco a la noche.

Draco sintió su orgasmo correrse a su alrededor…y sin contenerse ni un segundo más, se corrió el mismo dentro de ella, ahogando un gemido en sus cabellos castaños.

Se quedaron así, entrelazados. Con el corazón tratando de volver a la normalidad….

Hermione, respirando con dificultad…fue cerrando los ojos con pesadez, sintiendo como se iba desvaneciendo.

-Si…me…gustas…-fue lo ultimo que Draco escucho de ella, antes de caer los dos profundamente dormidos.

Al despertar abrazado a ella Draco no pudo dejar escapar una sonrisa mientras le acariciaba el vientre, no quería despertarla pero sabía lo que pasaría si no lo hacía, el profesor Snape no tardaría en llegar y no era su intensión que los encontrara así.

- Despierta…. Her-… Granger despierta – noto como ella abría los ojos lentamente y sin pudor le beso mientras sonreirá.

- Llámame Hermione… anoche lo decías sin mayor problema – Draco no pudo evitar sonrojarse mientras ella se cubría con las sabanas.

- Vístete tenemos que salir de aquí, el profesor Snape no debe tardar – fue él quien se levanto primero intentando no pensar en que estaba desnudo y ella le miraba.

Ella hizo lo mismo y en cosa de segundos estaban listos, el se acerco y le organizo un poco el enredado cabello mientras ella acomodaba la corbata de él, ninguno fue capaz de decir ni una sola palabra aunque se moría por poder preguntar qué pasaría ahora, se separaron con tristeza y se besaron por ultima vez.

- Tengo algo que decirte… Puedes saltarte el desayuno… y juntarte conmigo en el invernadero – aunque lo intento la frase no salió en forma de petición sino más bien como una orden pero a Hermione no le importo.

Sonrió afirmando y miro como Draco regresaba todo a su lugar dando nuevamente el aspecto tétrico y fúnebre a la habitación, el se encargo de mirar que no hubiera nadie para que Hermione pudiera salir de aquellos pasillos fríos que marcaban el territorio de las serpientes, la observo marcharse y volvió a su cuarto observando sus maletas ya preparadas, tomo una bocanada de aire y se sentó en la cama a esperar que llegara su elfa para avisarle que tendría que irse, con el tiempo que le quedaba se concentro en Hermione apretando la varita en su mano hasta poder entrar en sus pensamientos.

¿Que pasara ahora?
¿Estaremos a escondidas?
Quiero preguntárselo… quiero saber qué es lo que piensa, que es lo que él siente por mí, con un demonio… acabo de separarme de él y lo extraño, que me está pasando… ¿estará Draco pensando en mi como yo en él?

Draco abrió los ojos mirándose al espejo, que daría por convertirse en hurón y quedarse con ella para siempre, pero ahora que sabía que no solo siendo hurón podía estar con ella y eso solo complicaba más las cosas. Tal como pensaba su elfa apareció no fue necesaria casi palabras, ella solo le dijo el lugar y que su padre estaría allí en 1 hora, Draco afirmo entregándole las maletas y le pidió un favor que la dejo algo confusa pero sin rechistar desapareció prometiendo que lo haría. Draco se puso su capa con lentitud para luego bajar, los pasillos estaban casi desiertos pues los estudiantes estaban en el gran comedor desayunando.

Cuando llego al fin a el invernadero no encontró a Hermione lo que lo entristeció pero que en notar que los minutos pasaban lo preocupo, no quería irse sin decírselo al menos a ella, no podía irse sin decirle nada, menos aun luego de lo que habían hecho, intento tranquilizarse, cuando se disponía a sentarse la vio aparecer con el pelo algo mas arreglado y con los ojos brillantes.

- Vine lo más rápido que pude –suspiro con las mejillas sonrojadas por el esfuerzo al correr desde la torre común hasta el invernadero- además es tu culpa, no dijiste en cual, no hay un solo invernadero ¿lo sabes?

Draco sonrió, no estaba nerviosa ni había un ambiente denso como él creyó que sucedería, se acerco a ella y le acaricio la mejilla.

-¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme? – susurro Hermione dejándose acariciar mientras sonreía.

- Hoy… es un día importante, no es que yo quiera, es algo que mis padres han decidido y de lo que me he enterado ayer… no quiero que mal interpretes las cosas – noto la mirada confundida de ella mientras intentaba armarse de valor para decirlo, cuando pensó que ya estaba preparado escucho pasos y se aparto instantáneamente de ella.

- ¿Quién está allí? – dijo Hermione mientras miraba entristecida a Draco en notar que este se escondía.

- ¿Hermione eres tú? – la voz de Neville era fácilmente reconocible.

Hermione lo maldijo por aparecer en un momento así pero para que no viera a Malfoy tuvo que ingeniárselas para llevarse a Neville de allí, pero junto con ella, al salir sintió un frio recorrer su espalda y el corazón le causo un ligero dolor, por alguna extraña razón quería volver y abrazar a Draco, pero no comprendió el porqué, en llegar al gran comedor solo se resigno a esperar a tener otra oportunidad para hablar con él, pero lo que ella no sabía es que esa oportunidad nunca más se daría.

Draco salió de entre las plantas decepcionado de no poder decirle las cosas a Hermione, cuando camino hacia la parte trasera del colegio noto que los alumnos iban a sus respectivas clases y sintió las pisadas de Luna detrás de el así que decidió detenerse entre los árboles, espero a que ella se acercara notando que esta había esperado hasta que los alumnos se marcharan.

- ¿Te vas ya? – se pego al árbol donde Draco estaba y sonrió entristecida
- Sí, mi padre me está esperando…será un largo viaje…
- ¿Se lo dijiste… a ella? – Luna se acerco hasta quedar frente a Draco para mirarlo a los ojos.
- No pude… quería hacerlo pero apareció Neville... de la nada.
- Que oportuno… -Luna le acaricio la mejilla- si quieres yo puedo decirle…
- Por favor, no quiero que piense cosas que no son, odio que siempre te enteres de todo, a ti no se te puede ocultar nada.
- No creo que sea algo que no te guste de mi, si no fuera de esa forma jamás me abría enterado de que yo te gustaba – Draco no pudo evitar sonrojarse un poco en recordar cómo había sido su confección.
- Bueno… en eso tienes razón, aun así no me soportaste mucho tiempo.

Ambos se quedaron callados demasiados recuerdos y nostalgia se acumularon, desviaron la mirada mientras se apartaban, Draco no quería despedirse, ella lo noto y se acerco dándole un cálido beso en la mejilla lo abrazo.

- No es una despedida, nos veremos en verano o para navidad, sabes que papá trabaja demasiado y tendré esos días libres, iré a verte en lo que sea posible.
- Gracias por todo Luna – sonrió mientras le revolvía el cabello y se alejaba sin mirar atrás, no era capaz de mirar aquellos ojos húmedos por más tiempo, así que camino rápido hasta llegar al encuentro de su padre.

………………………………………………………………

¿Qué seria aquello tan importante que Draco necesitaba decirle?

Hermione se sintió pésimo de haber dejado a Draco solo cuando tal vez necesitaba hablar con ella, pensó en faltar a clases pero Harry prácticamente la obligo a hacerlo, cuando termino la primera clase se fue a su habitación, necesitaba descansar y pensar en todo lo que había ocurrido, aun no podría creer que solo hace unas horas estaba entre los brazos desnudos de Draco Malfoy quien para su asombro la había tratado con cariño y dulzura.

Al llegar a su habitación sobre la cama había una jaula de animales, con un sobre blanco sobre ella, curiosa se acerco y abrió primero la jaula viendo un hurón negro dentro, lo abrazo con cariño pero este no parecía cómodo en su regazo, por alguna extraña razón Hermione lo encontraba diferente del hurón con el que ella había compartido tantas cosas.
- Draco consiguió que su amigo me lo diera – sonrió contenta pero no por el hurón en sí, sino por lo que él había hecho por ella.

Tomo con cuidado el sobre buscando algún remitente pero no tenía nada, cuando abrió la tarjeta solo encontró unas palabras que fueron difíciles de entender por la horrorosa caligrafía.

“Cuida de él, espero me recuerdes por siempre”

Confundida intento reconocer la letra pero fue en vano, miro el hurón sin poder pensar en nadie más que en Draco, pero…. ¿Por qué Draco le pediría que lo recordara por siempre? Como si fuera una despedida, cerro la tarjeta y en el momento mismo unió los clavos, las cosas que había dicho Pansy, la visita de Lucios Malfoy en Hogwarts, las palabras de Draco, la repentina junta con él y los problemas familiares que tenia, todo era tan obvio que se sintió estúpida de no darse cuenta antes, Draco tenía pensado alejarse, no sabía el porqué ni cómo pero estaba segura que el dolor en su pecho era porque el tenia algún problema y no había sido capaz de decirlo.

Dejo la carta caer y salió corriendo de la habitación, no sabía a dónde ir, no sabía qué hacer, lo único que quería era verlo para poder ayudarlo, si algo había pasado en su familia, Draco lo más seguro no estaría nada de bien, no sabía porque corría ni a donde, cuando su cuerpo no pudo más y se sentó para tomar aire vio a Harry acercarse a zancadas contra ella.

- Tengo que hablar contigo – Harry saco el mapa del merodeador extendiéndolo- tu sabes que este mapa no miente, entonces dime porque ayer en la noche estabas con Draco Malfoy en el despacho de snape, y aun mas, ¿Tan cerca como para que vuestros nombres se mezclaran?

- Harry… - Hermione tomo el mapa desesperada hojeando rápidamente- luego te explico ayúdame a encontrar a Malfoy

Harry no dijo nada, solo la ayudo pero por más que buscaron no podían encontrarlo, hasta que en un costado en el ultimo pedazo del mapa lo vieron junto a tres nombres más, Hermione le arrebato el mapa a Harry y alcanzo a leer antes de que dos nombres se desvanecieran y solo quedara el de Snape.

-¿Por qué han desaparecido? – Hermione levanto la mirada para observar a Harry
- Pues… ¿No es obvio? Draco se ha ido con su padre, de seguro a algún lugar,… no me gusta nada que Snape este metido en esto….

Todo lo que decía Harry no fue escuchado por Hermione, estaba en blanco aun intentando buscar alguna razón para que Lucius se llevara a Draco, pero lo único que tenía claro era que con la nota… era que Draco no tenía pensado regresar.