miércoles, marzo 23, 2011

la mentira de Edipo

Fic nuevo!!

No se cuantos capítulos ni nada pero no creo que sean menos de 4, este fic será algo extraño pero espero que les guste, eh decidido cambiar un poco de mi pareja tradicional dramione para probar nuevos caminos ^^

Autor: Vladirmir

Personajes: De JKR

Pareja: Draco-Astoria-Scorpius

Categoría: Romance

Ranking: M

Correctora: Triqui

Descargar la version en MP3

para todas las que no tienen tiempo para leer ^^



La mentira de Edipo

Navidad era la época que más le gustaba a Astoría, no había nada como esos días, y claro las vacaciones en las que su hijo Scorpius estaba en casa, era la única época en la que Draco se comportaba como su esposo, aunque ella supiera que solo lo hacía para aparentar en frente de su único hijo, para poder ser la perfecta familia de siempre.

Astoría tenía muy claro antes de casarse que no sería el matrimonio más lindo y cercano del mundo, aun así había aceptado de todas formas, era una tradición familiar, que ni ella ni Draco pudieron impedir, al menos ella veía atributos en su futuro esposo que la impulsaron a imaginarse un futuro feliz en la vida, el era cortés, educado, adinerado, con un futuro próspero y por último pero no menos importante era, a parecer de Astoría y de muchas otras que la envidiaban, demasiado guapo.

Los primeros años de matrimonio fueron lo más maravilloso que ella hubiera vivido jamás, el era un amante muy preocupado y atento. Pero en cuanto nació su primogénito él cambio, toda la atención paso de la chica a su bebe, todo el tiempo que podía lo pasaba con aquel hijo que al parecer era el mayor orgullo poseído por Draco, y ella sabía bien que era porque el bebe seguía teniendo las características de la adinerada familia Malfoy, y aun más como en todas las generaciones había sido un varón. Astoría pasó de ser la reina de la casa a solo la mujer que cuidaba de su hijo, la intimidad fue cada vez más escasa y ella lo veía salir por las noches y volver hasta altas horas de la madrugada, no era estúpida, lo sabía, pero no era capaz de aceptarlo. El rechazo de su marido causó en Astoría estragos, comenzó a sentirse fea y no importaba lo que se hiciera o pusiera el jamás le dirigía ningún alago o mirada, Draco había cambiado, demasiado para gusto de Astoría, y todo iría empeorando año a año.

Las cosas no iban demasiado mal, no hasta que Scorpius entró a Hogwarts, por lo general Draco era cariñoso con ella si el niño estaba cerca, la besaba, abrazaba y le decía cosas lindas procurando que su hijo menor notara el amor que se tenían, algo no muy característico de los Malfoy pero lo más seguro era que Draco lo hacía para aparentar que eran una familia feliz, Astoría solía relacionarlo a que él nunca vio esas expresiones de cariño entre sus padres.

Para Astoría la época que su hijo estaba en casa era lo que le daba fuerza para poder continuar todo el año esperándole, adoraba a su hijo tanto o más que el mismo Draco Malfoy, pero la razón que tomaba más peso era que Draco aparentaba amarla, y ella era feliz con esos pocos días de cariño y aprecio. Astoria había perdido todo cariño por ella, a pesar de ser una chica guapa, sofisticada y con unos rasgos finos que la hacían ver una de las mujeres más elegantes sin importar al lugar que fuera, ella ya no veía sus atributos porque su esposo ya no los valoraba.

Astoría se levantó por la mañana en su recámara que desde hace 2 años ya no era la matrimonial, porque esa era ocupada por Draco y sus amantes, ella soportaba ver a aquellas chicas pasearse por la casa en muchas ocasiones con poco de su cuerpo cubierto, y no decía nada, había aprendido que Draco era un hipócrita cuando intentaba que entendiera que esas cosas a ella le hacían demasiado daño.

Se dio una ducha caliente tanto que la piel se le puso roja y el baño estaba inundado de vapor, al salir de la tina, limpio el empañado vidrio y se miro, las ojeras ya eran parte de su cara, su cabello estaba tan largo que rozaba su trasero, el color oro brillante había sido cambiado por un amarillo paja, y aquella sonrisa que por tantos años lucía con tanta normalidad había desaparecido, se toco una mejilla intentando entender porque se demacraba así, porque no dejaba a su esposo y buscaba la felicidad, pero era algo inimaginable.

¿Abandonar a un Malfoy?

¿Dejar que toda la comunidad mágica supiera que ella y Draco no habían congeniado?

¿Permitir que se le llamara golfa por buscar su felicidad lejos de su marido?

¿Romper una tradición de la que ni siquiera podía dimensionar los años en los que se había acatado?

¿Volver a la casa de sus padres después de haber estado más de 20 años fuera?

Ella lo sabía, era completamente imposible, suspiro ruidosamente y se peinó el cabello, su hijo llegaría a la mañana siguiente por la tarde para poder celebrar navidad juntos, le pediría a Draco unos cuantos galeones y iría a la peluquería pues su cabello lo necesitaba con urgencia.

Luego de vestirse utilizando aquel vestido celeste que Draco le regaló la última navidad y bajo tomando su pelo en un moño simple utilizando magia, cuando terminó de poner sus aretes blancos y levantó la mirada al entrar en el comedor, allí estaba su esposo con el dorso desnudo cubierto solo por un bóxer negro, comiendo huevos con tocino, la visión le gustaba, extrañaba ver a su esposo semidesnudo, se acercó y se sentó junto a él donde había un plato servido.

- buenos días Draco, ¿Por qué vas semidesnudo?

Pero su pregunta se quedó en sus labios cuando una chica en bragas y una camisa mucho más grande de lo que ella usaría, reconoció enseguida la seda blanca con borde de oro, era la camisa que ella le había regalado por su cumpleaños el año anterior, no quería ver a la chica pero lo hizo, era de cabello negro largo, caderas grandes, piel tostada en un tono ideal para él su color de cabello, de piernas fijas y sus pechos se translucían por la seda dejando ver el color más oscuro de sus pezones, su cara era sensual tenía el labio inferior más grande que el superior y los llevaba muy rojos al parecer de forma natural, sonrió a Draco y se sentó con descaro frente a ella, ignorándola por completo, se acerco a su esposo y lo besó mientras él le respondía con la mayor naturalidad del mundo. Astoría no lo soportó más, se levantó de su asiento y salió corriendo al baño encerrándose mientras las lagrimas salían con fuerza, ya no era solo saber que le era infiel o escucharlas en la habitación continua ahora también tendría que aguantar ver como se morreaban a su esposo en sus narices.

Draco se levantó y fue tras ella tocando la puerta un par de veces sin obtener respuesta, sabía que se estaba pasando con ella, la ignoraba, menos preciaba, humillaba y usaba. Pero ¿Qué más esperaba ella de un Malfoy?

- Greengrass, cambia tus cosas al cuarto matrimonial sabes que no quiero que Scorpius sospeche nada, ya deje disponible el espacio necesario.

Lo odiaba, odiaba que la llamara por su apellido, todo le dolía, pero aun así lo soportaba sabía que al día siguiente el sería el esposo del que ella se había enamorado, no respondió pero supo que él y su acompañante subieron a la recámara y limpiándose la cara fue a desayunar sin demasiado apetito, no quiso quedarse allí mucho tiempo más, sacó algo de dinero y se fue a la peluquería, necesitaba despejar la mente.

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Scorpius estaba emocionado, impartía ya su séptimo año de Hogwarts, gracias a mucho esfuerzo y la ayuda de su amigo Boris, había conseguido tener todos los máximos honores, muchos lo comparaban secretamente con una sangre sucia a la que su padre odiaba, pero jamás se lo dirían porque sabían el deshonor que significaría para un Malfoy ser comparado con ella, aunque los tiempos habían cambiado mucho, ya no habían demasiadas diferencias entre magos y muggles, la familia Malfoy seguía siendo respetada por tener solo integrantes, que en sus venas tenían sangre pura.

Para Scorpius no había alegría mayor que llegar cada año a casa con un trofeo o insignia nueva para su padre quien demostraba su orgullo de maneras inesperadas. El primogénito jamás sentía la escases de algo, tenía todo lo que quisiera, y también todo el amor que se le pudiera dar por parte de sus padres, aun así era un chico completamente humilde, sabia por profesores y familiares que su padre Draco habría hecho alarde de todos esos premios si hubieran sido suyos, más aun de las copas de Quidditch que Scorpius ganaba cada año desde segundo, aun así el jamás hacia alarde de ello, era el buscador estrella, el mejor alumno de Hogwarts, pero aun así cuando a él se lo mencionaban o alagaban el solo decía con timidez que no era para hacer tanto escándalo, esa forma tímida, desinteresada y humilde de ser la había heredado de su madre y él lo sabía porque admiraba a su madre como a nadie en el mundo.

La época de navidad era la favorita de Scorpius porque por alguna razón su madre siempre estaba más cariñosa que de costumbre, y siempre se quedaba con él hasta altas horas de la noche hablando de todo lo que no habían podido comentar antes, además su madre era como su amiga, su mejor amiga, ella le aconsejaba sobre todo, desde estudios hasta chicas, era vergonzoso hablar de esas cosas con ella pero su madre le daba esa confianza, el aun tenía algo nuevo que contarle a su madre, a pesar de ser muy tímido había llegado a intimar con una chica de slytherin con la que estuvo saliendo un tiempo, pero desgraciadamente se entero de que ella le había sido infiel con uno de sus compañeros, y por su orgullo y autoestima la dejo.

Scorpius había enviado una carta a sus padres diciendo que llegaría al día siguiente algo que era mentira pues quería darles una sorpresa, bajó del expreso y se despidió de sus amigos, antes de chocar con una chica, era más baja que él, delgada con el cabello rubio y unas pecas en las mejillas que la hacían ver infantil, sabía que la había visto antes pero no recordaba su nombre.

- lo siento, no he mirado al frente –se disculpó ella mientras ordenaba sus cabellos con sumo cuidado

- no importa no ha sido nada, también ha sido mi culpa- él la volvió a mirar como buscando el nombre en su mirada de color miel.

- soy Dominique Weasley –respondió ella como leyendo sus pensamientos

- yo soy Scorpius Malfoy – se quedo pensativo el no recordaba ninguna Domininque en los Weasley-¿quién es tu madre?

- ah es Delacour, soy de Ravenclaw voy dos años después de ti, mi padre es Bill Weasley –sonrió como orgullosa de ello.

- valla lo siento pero no le conozco, aunque si a la familia weasley.

Y solo necesito mencionarlo para que apareciera Ginny Potter, la una hija de la familia weasley, esposa de Potter, llegaba algo retrasada y notóriamente molesta, sabía que su madre era menor que la pelirroja pero aquella mujer parecía más anciana de lo que debería ser.

- Dominique tu madre me ah pedido que venga por ti, vamos antes de que se nos haga muy tarde –paso por alto la presencia de Scorpius y esto le molestó a él.

- buenas tardes señora Potter, cuídate Dominique un placer conocerte –sonrió cortésmente mientras dejaba a una Ginny anonadada.

Tal cual le había comentado su padre los Weasley se caracterizaban por su mala educación, no se lo esperaba de una persona mayor como la señora Potter, pero no le tomó mucha importancia lo único que podía ocupar su mente en ese momento era ver a su madre, adoraba a su padre por quererlo como lo hacía pero si tenía que escoger, su madre ganaba por una gran diferencia, Astoría era para Scorpius el prototipo de mujer que deseaba como esposa, sonaba extraño y tal vez un poco bizarro pero era lo que él sentía, si encontrara a una chica con las características de su madre la enviaría enseguida al altar sin importar nada más.

Cuando al fin cruzo la gran cerca que protegía la casa y los elfos le daban la bienvenida pidió que no fuera anunciada su llegada y camino a zancadas hacia la gran puerta de mármol que se hacía impotente frente a él, arrastraba su baúl con una emoción agolpando su corazón, la extrañaba, la extrañaba más de lo que noto en todo el año escolar, y ahora que estaba allí abriendo aquella inmensa puerta de roble la añoraba, necesitaba sus brazos, su perfume a margarita y menta, pero también necesitaba su sonrisa de felicidad al verle.

Pero… nada sería como él lo esperaba y anhelaba…

Cuando entro a la mansión volteo la cabeza hacia el living donde escucho algo extraño parecía la voz de su padre, mas alzada de lo que jamás la había escuchado, camino hacia allá aun con el baúl en la mano y lo soltó de golpe mirando con los ojos como platos a su padre, quien parado imponente como siempre mantenía la mano alzada luego de haber abofeteado a su esposa, quien yacía en el suelo tomándose la mejilla golpeada mientras las lagrimas aun salían de sus ojos con vehemencia, ella no había notado la presencia de su hijo pero Draco si, bajo la mano sin saber que decir, no tenia como cambiar la versión de los hechos, el lo había visto todo y su madre aun permanecía en el suelo.


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Cuando la familia Malfoy escogió a otra familia de sangre pura para Draco, Pansy parkinson se había derrumbado en un mar de lágrimas por no ser aceptada como la esposa de quien ella había pensado lo sería desde el momento que lo vio, a pesar de la pequeña disputa que se generó entre las dos familias terminar en un acuerdo sin problemas al revelar los numerosos novios que Pansy tenía. Draco se alegro al enterarse que Pansy no sería su esposa y pensó que estaría libre de tener que estar obligado a tener pareja formal.

Pasaron los meses y llego a pensar que a su madre se les había olvidado a que asunto aparentemente tan importante, cuando apareció, acababa de bajar de su escoba luego de sus horas de entrenamiento cuando vio que su madre se acercaba sonriente.

-Draquito cariño, tenemos visitas, te están esperando en la sala –sonrió y le ordenó el cabello agradeciendo que el chico no estuviera sudado como en otras ocasiones

- ¿visitas? ¿A quién has invitado madre? –la sonrisa de su madre provoco un escalofrió en la espalda de Draco que no pudo reprimir y solo la siguió camino a la mansión.

Al entrar en el salón vio a dos chicas de unos cabellos impresionantemente rubios, un dorado despampanante que lo dejo boquiabierto, la mayor de las jóvenes tenía una mirada penetrante desprendía seguridad y altanería, además de ir vestida de negro con gris, al parecer de Draco sería una chica que no se dejaría pisotear por nadie, su hermana por el contrario tenía unos ojos claros que le brindaban inocencia a su mirada, sus rojos labios la hacían ver como una muñeca de porcelana y jugaba con sus manos notoriamente nerviosa, sus ropajes eran de tonos claros que resaltaban entre su pálida piel, ella a criterio de Draco era tímida, introvertida y muy sumisa. La señora que les acompañaba se levantó indicándole a sus hijas que hicieran lo mismo mientras las chicas miraban a Draco de pies a cabeza, de seguro no daba una muy buena impresión, estaba con el pelo revuelto, las mejillas sonrojadas por la agitación y con la ropa algo sucia por haber sido golpeado por unos cuantos de sus propios obstáculos.

- así que este es Draco, es la viva imagen de Lucius cuando joven –sonrió y miró a Draco mientras se volvían a sentar esperando que Draco hiciera lo mismo

- bueno Lucius está ocupado atendiendo unos asuntos –nadie le dijo nada, todos sabían que luego de la pérdida de su esposo Narcissa había perdido parte de su cordura, y intentaban no hacerle daño intentando que entendiera.

- ¿madre,no nos vas a presentar? – hablo la mayor mirando a Draco sonriendo, cuando el hizo una reverencia ella dio un gruñido por lo bajo en notar que no se ganaría un beso ni un estrechón de mano.

- claro hija, perdona, ellas son mis hijas Daphne y Astoría, tu madre y yo somos amigas desde la escuela y me entere de que ella ha decidido que no te cases con Pansy Parkinson, decidí venir a hablar sobre aquel tema con ella. –miro a Narcissa sonriendo y luego le indico a las chicas que fueran al otro salón a beber y comer algo.

- ¿te gusta alguna hijo? –Narcissa le miró esperando una afirmación pero su hijo solo miro a otro lado intentando ignorarla- tendrás que escoger entre una de ellas, no hay otra posibilidad, Atna y yo ya lo hemos hablado.

- bueno si ya está todo decidido podrían decidir ustedes de paso cual será mi esposa ¿no? –miro con fastidio a la señora Greengras y luego a su madre, pero cuando noto que ella estaba a punto de llorar agrego- si tuviera que escoger una, creo que la menor, Astoría es mas mi tipo

Y eso fue todo, la decisión había sido tomada, Draco no había tenido más participación en la boda que esa y la elección de su traje de matrimonio, pero no se arrepentía, Astoría era hermosa, lo atendía y respetaba, al comienzo, besarla y tocarla fue extraño para ambos, pero con el tiempo las caricias eran agradables y ver a su esposa sonreír con detalles tan torpes como un ramo de flores por la mañana lo hacía feliz a él, sin darse cuenta el estaba encariñándose de ella, y sin querer asumirlo tenía miedo a volverse más débil por ello, era un sentimiento que lo desconcertaba por no poder comprender las cosas que estaba sintiendo, cuando una noche abrazados mientras ella leía su libro nocturno y el solo se divertía con acariciar esos cabellos de oro, sin saber la razón unas palabras salieron de su boca y le hicieron sentirse débil, indefenso y con miedo a tener una respuesta negativa.

- Te amo – fue un susurro casi inaudible si no fuera por la cercanía de sus cuerpo y el silencio que embargaba la habitación.

- y yo a ti Draco –sonrió Astoria dejando el libro a un lado y volteándose para besarlo

Aquella noche fue la primera en la que no se preocuparon de usar protección, y así la siguieron una semanas de no preocuparse de cuidarse, en el fondo ambos querían que lo inevitable pasara y con el tiempo llego la noticia, serían padres.

Para Draco la familia no había sido sorpresa era algo que deseaba en secreto, pero cuando el bebe nació y aquellos rasgos tan similares a los de su padre le enorgullecieron no pudo dejar de prestarle atención a su mayor tesoro, al comienzo ni siquiera se percató de que había descuidado a su esposa, pero cuando ella se lo recriminó se sintió impotente porque él le había entregado cariño a su esposa como a ninguna otra mujer, había sido cariñoso y atento, ¿y ella le recriminaba algo menor en una época tan importante de su vida?, no lo soportó, nadie le diría que hacer ni cuando hacerlo, y cambio, cada vez que ella le pedía que fuera más cariñoso menos lo era, después de todo el era un caprichoso, mientras más le pidieran o exigieran que hiciera algo, menos cedería, hasta llegar al momento en que ella paso a ser la mujer con la que compartía su mansión, nada más que una compañía.

Cambio aquel sentimiento inexplicable que sentía cuando tenía relaciones con Astoría por el banal placer de tener sexo con otras chicas, y eso no le daba miedo, no quería volver a tener ese tipo de relación con Astoría porque se sentía aterrado de lo que ella le hacía sentir.

Las únicas veces que se daba la licencia de ser cariñoso con ella era cuando estaba su hijo presente porque había vivido en una familia en la que los sentimientos no se demuestran y en muchas oportunidades se sintió completamente solo y triste, no quería lo mismo para su hijo y al menos ellos como padres le daban todo el cariño que era posible, además de notar que su hijo era feliz cuando su madre sonreía y la única manera de conseguir eso era siendo atento con ella, un habito que con el tiempo fue más difícil fingir.

Aquel día en que se beso con descaro con Koraline frente a Astoría por alguna extraña razón se sintió mal y le pidió a su acompañante que se fuera inventándole una escusa barata, cuando al fin estuvo solo se puso una mano en el pecho intentando controlar aquellas emociones a las que tanto miedo les tenía, sabía que quería disculparse pero no lo haría, llevaba años controlando esos sentimientos de culpa, bajo a buscar a Astoría para ayudarle a llevar todo a la habitación pero no la encontró, le pareció extraño más aun cuando notó que en donde acostumbraban manejar algo de dinero no había nada, de seguro se había ido a comprar algo ,pero no le había avisado algo que ella no acostumbraba y que a el no le gustaba nada, Astoría era suya, el tenía que saber todo lo que ella hacía.

La espero en el sillón con los brazos cruzados hasta que escucho un chasquido en la entrada y se paro en seco sin dejar de tener esa cara de fastidio, ella entró sonriendo, llevaba el cabello un poco mas debajo de los hombros en un corte en punta, un flequillo le adornaba la frente y el color estaba notoriamente reparado además de con un brillo que le daba vida a Astoría, ella se acerco orgullosa de provocar ese aturdimiento en su esposo y le sonrió, llevaba el vestido que el le había regalado pero ahora le parecía más escotado, mas provocador, le tomo el mentón obligándola a mirarlo y lo vio, miedo en sus ojos, Astoría estaba asustada y eso gatilló a la duda.

-¿con quién estabas?

- ¿con quién? Con nadie, fuí a la peluquería a arreglarme un poco –le miró confundida y asustada en notar que los ojos de Draco mostraban enfado.

- ¿te arreglaste para tu amante verdad? – ella abrió la boca sin saber que decir pues no se esperaba una escena de celos

- c-claro que no, Draco como puedes pensar algo así de mi yo jamás...– Draco la tomo por los hombros y la apretó furioso.

- ¿como yo verdad? ¿Estás intentando pagármela?¿ Por todo lo que yo he hecho, vas y te buscas un amante? – Astoría lo miraba con los ojos muy abiertos sin poder creer que ese que tenía frente a ella fuera el chico frío, y calculador de siempre.

- claro que no, Draco yo no soy así y lo sabes –logro soltarse- pero tienes razón, debería hacerlo por todo lo que tú me haces, y si así fuera no tienes derecho a recriminarme nada, yo he tenido que aguantar a las chicas con las que…

¡PLAF!

- ¡QUIERO VERTE INTENTARLO! Veras como no te lo pasas nada de bien Greengrass, eres mía, y de nadie más.

Draco respiraba agitadamente por la rabia y impotencia que sentía, su esposa en cambio le miraba petrificada sentía que le faltaba el aire y su respiración comenzaba a acelerarse con lentitud por no creer que lo que acababa de pasar fuera verdad mientras se tomaba la mejilla sintiendo como le comenzaba a arder por el golpe que le había dado su esposo, y en el umbral de la puerta estaba Scorpius quien miraba la escena petrificado con la respiración detenida por una milésima de segundo.

- ¿Qué has hecho?

La voz de Scorpius retumbó en toda la mansión como un eco que saco a Astoría de su shock levantando la mirada, las lagrimas se convirtieron en un sollozo que ella intento acallar cubriéndose la boca dejando ver el rojo de su mejilla luego de ser golpeada, y Draco estaba allí atónito, ninguno era capaz de decir ni una sola palabra, aquel día ese vidrio falso que cubría la verdad de la familia Malfoy se rompió, y traería un sin número de consecuencias que ninguno de ellos dimensionaba.

Gracias por leerme, saludos a ines, gely, herms, las quiero mucho chicas, demasiado, espero me animen a seguir ^^