[Harry Potter] Mi hurón
Cap 6: "ya es hora de aceptarlo"
Cap 6: "ya es hora de aceptarlo"
No podía creer que todo lo que acababa de escuchar fuera verdad, pero lo era. Draco caminaba sin rumbo aparente, intentaba asumir todo lo que estaba pasando. Eran demasiadas cosas juntas, una tras otra. Toda y cada una de ellas traían consigo una cantidad de sucesos que no le agradaban en lo más mínimo. Aun así, no sabía si su estado era por la eminente separación de sus padres, porque no vería a su madre en mucho tiempo, porque temía que ahora su madre y Snape tuvieran una relación más seria, o lo que menos quería pensar, porque no quería alejarse de aquella chica de los cabellos revueltos.
Sentía que todas las cosas que le estaban pasando ya eran demasiado. Cada vez las cosas estaban peor y se sentía más débil. No tenía ganas de ver a nadie, a nadie experto a ella.
Cuando se dio cuenta donde lo habían llevado sus pies, se quedo paralizado mirando el retrato de la señora gorda, que estaba bebiendo de su copa sin siquiera mirarlo. Éste la miró a los ojos y ella alzando una ceja le dijo:
-- ¿Santo y seña?
-- Risotadas de caramelo.
Sonrió burlescamente al notar la sorpresa de ella que le dió paso para entrar, pero en cuanto vió a alumnos de primero, de la roja casa, se arrepintió de lo que estaba haciendo. Éstos, entre asustados y asombrados, pasaron a su lado mientras él les ignoró. Cuando estuvo en el centro de la sala común, notó la mirada de todos aquellos leones, giró en sus propios talones y salió rápidamente. Cuando bajó algunas escaleras en cualquier dirección, se sentó para tomar su cabeza con ambas manos.
-- ¿Te ocurre algo?-- la dulce y melosa voz de Luna le hizo levantar la cabeza.
-- Nada, sólo me duele la cabeza – no quiso alzar la cabeza para que no le mirara.
-- ¿Quieres que te acompañe a la enfermería?
Él la miró a los ojos buscando alguna mala intención en la proposición, pero aquellos ojos eran tan bondadosos… Se notaba ingenua y amable, así que decidió aceptar, pero la voz ronca de Ron le impidió decírselo.
-- ¿Estás loca? ¿Estás viendo a quién le estás ofreciendo tu ayuda?
-- ¿A Draco Malfoy? – sonrió mientras seguía mirando a Draco, ignorando a Ron por completo.
-- ¿Acaso no recuerdas todas las cosas que nos ha hecho?-- Ron se la llevó a empujones, mientras ella no dejaba de sonreírle a Draco—Pero si no es el mismo. Además necesita ayuda, ¿no lo ves Ron?
Draco sólo escucho eso antes de que Ron se la llevara. ¿Tan evidente era su estado? ¿Tanto se notaba que necesitaba ayuda? Si los demás lo veían, ¿por qué no aceptarlo? Lo meditó mientas los alumnos pasaban a su lado. La escalera se movía de un lado a otro. Cuando estuvo demasiado mareado para permanecer allí, se levantó mirando hacia arriba y se encontró con la mirada fija de aquellos ojos marrones tan conocidos ahora para él.
- ¿Has estado en mi sala común?
Draco iba a contestarla, pero un grupo de alumnos los interrumpió. Algo incómodo, miró a otro lado y bajó las escaleras intentando perderla de vista, pero Hermione lo siguió con perseverancia y lo alcanzó cuando éste pensó haberla perdido. Le tomó de la muñeca y lo miró a los ojos.
-- ¿Desde cuándo huyes de mi?
-- No estoy huyendo… -- susurró mirando a los alumnos entrar a una de las aulas.
-- ¿Estás bien? ¿Has ido a mi sala común para hablar conmigo?
-- Algo…así…
Draco no era capaz de decir todo lo que sentía o deseaba. Abrió la boca para hablar con la mayor sinceridad que pudo y recibió un ligero empujón de parte de Potter. Éste llevaba el pelo revuelto, las lentes torcidas y un pergamino arrugado en la mano.
-- Tenemos clases, ¿qué haces entreteniéndote?
-- Yo… voy enseguida Harry. Tengo algo que hablar con Malfoy.
-- Pues lo haces luego, vamos retrasados. Además yo también tengo algo importante que hablar contigo.
-- Luego hablamos – Hermione fue cortante y directa. Aunque no quería decirlo así, lo mejor era mantener las distancias. Miró a Draco una última vez antes de que ambos tomaran caminos diferentes y aunque deseaba dejar a Harry e irse con él, no pudo hacerlo.
Harry caminó hasta estar en la puerta del salón. Ya iban retrasados, pero aún así se detuvo y se puso frente a ella.
-- ¿Qué paso anoche?
-- ¿De que hablas? – ella intentó no mostrar nerviosismo, pero no podía mirar a los ojos a Harry.
-- ¿Qué hacías con Draco Malfoy anoche en la puerta de la sala común?
-- ¿Nos viste?—miró a Harry asustada de cuánto pudiera saber él.
-- Sabes que suelo mirar que hace Malfoy y otros en el mapa por las noches. Los vi juntos. He notado que no es la primera vez… ¿Se han besado?
-- ¡¡No!!, claro que no… ¿Por qué piensas eso? – tragó saliva en notar que Harry no dejaba de mirarla
-- Vi que estaban demasiado cerca… ¿Te gusta, verdad?
-- No… sólo han pasado muchas cosas y ahora… bueno… Tú sabes que tenemos una asignatura en común hacemos los trabajos juntos y nos hemos sabido tratar mejor. Ayer sólo estábamos hablando, él me reconfortó mientras yo lloraba.
-- Te… ¿Qué? Me estás mintiendo. Él jamás haría algo así
-- No, es la verdad. Me sentía muy mal. Mi madre está enferma y no puedo ir a verla. No sé porqué, pero ayer hable con él de ello. Además sé que él no se lo contara a nadie.
-- ¿Quieres decir que yo sí iría contando tus cosas? – le miró ofendido y guardo el mapa en su bolso, dándole la espalda para entrar a clases.
-- Claro que no. No quería decir eso…
Hermione suspiró y lo siguió. Les descontaron puntos a Griffindor y aunque Hermione no quería ser la pareja de Harry, por ser los últimos, todos ya tenían compañero. Ella no podía dejar de mirar el espacio donde siempre se sentaba Draco. Pansy tuvo que buscar otra compañera y ambas miraban la puerta esperando que el rubio entrara como siempre lo hacía.
Draco fue a su habitación a hacer las maletas, pero ya estaban todas hechas por su nueva elfa domestica. Ésta le miró, para luego hacer una profunda reverencia.
-- ¿Se le apetece algo al amo?
-- No, gracias. Sólo deja fuera de mis maletas mi pijama, mis utensilios de aseo y algún libro.
-- Sí, amo – ella se apartó, sin darle la espalda en ningún momento.
-- Puedes también ir a dejar todos los libros que he sacado de la biblioteca. No me los puedo llevar.
-- Por supuesto, amo – tomó los libros y desapareció.
Draco no sentía pena de perder a sus compañeros o profesores. No tenia a nadie de quien despedirse. Ninguna de todas las personas con las que ha pasado años le importaba. Sólo una, con quien lleva hablando solo unos días. Se cubrió la cara al descubrir que no quería ni podía alejarse de ella.
Hermione por primera vez no logró realizar el hechizo. Podía sentir la mirada de todos en ella, mientras la profesora le descontaba puntos por ser la única que no lo lograba. En cuanto terminó la clase, Hermione salio rápido para ir a buscar a Draco, pero chocó con Pansy y todos sus libros se esparcieron por el piso.
-- Eres, además de idiota, ciega—se limpió la capa y la miró con desprecio.
-- Lo siento, fue un descuido – intentó no ser grosera. Después de todo, ella había tenido la culpa.
-- Me da igual. Piérdete de mi vista…
-- ¿Qué me decías de Draco? – preguntó una chica junto a Pansy, mientras Hermione se arrodilló a recoger los papeles.
-- En la mañana, Snape le ha llamado a su despacho y Draco no regresó. Además, vi a su elfa en el cuarto. Ella jamás viene… Es demasiado extraño – ordenaba las cosas en su bolso apresuradamente.
-- Ahora que lo mencionas… Vi al padre de Draco hoy en el castillo…
-- No me gusta nada todo esto. Quítate mugrienta – gritó cuando pasó, casi empujando a Hermione.
A Hermione no le importó que la empujaran. Su cerebro intentaba encajar todas las piezas. Cuando creyó hacerse una idea, se levantó de golpe y dejó caer todo de nuevo. Harry la miró confundido y se acercó para ayudarla.
-- Gracias Harry. Nos vemos en la próxima clase.
Salió de allí sin decir nada más, mientras Harry asumía que tenía que recoger todo lo que ella había botado. Hermione necesitaba hablar con Draco, sentía que era demasiado importante. Tuvo que parar de correr al sentir una punzada en el pecho. Puso su mano sobre la blusa e intentó torpemente sobar el dolor. Tomó aire y volvió a correr.
Draco estaba camino de la biblioteca con las manos en los bolsillos. Caminaba abatido y no miraba a nadie. Sus ojos estaban clavados en el suelo, algo nada común en él. Hermione logró verlo a lo lejos y se apresuró a alcanzarlo. Él llegó a su lugar habitual y se sentó con desgana. Ella para intentar disimular, tomó un libro cualquiera y lo puso en la mesa para llamar su atención, mientras lo miraba a los ojos.
-- A la última persona en el mundo que quiero ver es a ti, Granger – no la miró a los ojos y su voz era apagada y áspera.
-- Sé que mientes. Dime porqué estás así, ¿qué pasó? Sé que no estás bien. Dime qué pasó—se sentó frente a mi, intentando encontrar mi mirada.
-- Qué muggle tu libro. Las imágenes no se mueven. Pero ¿para qué quieres saber los métodos anticonceptivos muggles y sus conductas sexuales?—le había quitado el libro y mientras ella hablaba, intenté quitar su interrogatorio y lo logré con éxito, pues sus mejillas se enrojecieron y miró a otro lado, intentando buscar una explicación—ni siquiera se mueven las ilustraciones… Qué libro más aburrido y muggle.
-- ¡Eres un pervertido! ¿Cómo se van a mover?— el rojo de sus mejillas se dispersó por su cara fácilmente.
-- ¿Por qué te sonrojas? Como si los muggles lo hicieran diferente a nosotros.
-- Sinceramente, no lo sé—susurró esperando que no la escuchara, pero leí con claridad sus labios.
-- Pues que yo sepa, lo hacemos igual. Aunque nunca lo he hecho con una muggle…
Hermione levantó los ojos en notar la simpleza del tono de voz de él y en lo extraño de que no aprovechara para insultar a los que él llamaba “sucios”. Se produjo un silencio, mientras ella meditaba y le miraba, volviendo a sentir un cosquilleo en su estomago, cada vez más intenso.
-- Tal vez debería probar para saber si es lo mismo—lo dije sin pensar y cuando noté su mirada confusa, agregué—aunque lo más probable es que no sea nada del otro mundo.
-- Creo que eso no depende del tipo de sangre de la persona, sino de la persona con quien lo hagas.
-- ¿Cómo? No entiendo a que te refieres.
-- Si lo haces con una persona que te guste, es completamente diferente. Por eso se le dice diferente cuando lo haces con alguien que amas, a con una persona que no te importa. No es lo mismo tener sexo, que hacer el amor…
-- ¿Cómo sabes tú eso? Creo que no me equivoco si afirmo que no te has siquiera besado con alguien.
-- No necesito hacerlo para saberlo. Cuando miro o sólo estoy cerca de esa persona, siento tantas cosas, que puedo hacerme la idea de todo lo que se puede llegar a sentir por algo así.
-- No creo llegar a conocer esas emociones.
Ambos permanecimos en silencio, mientras seguía ojeando las páginas sin ánimo. Aburrido del ambiente, me levanté y la miré a los ojos.
-- ¿No hay nadie… que cause esas cosas en ti? Ya sabes… nerviosismo—me interrumpió, en mirar que me iba a ir de la biblioteca.
-- Sí, hay una persona. Pero es algo estúpido, jamás pasará algo y es mejor así. No me gusta estar atado a alguien – cerré el libro y me senté en la mesa sin mirarla, cruzándome de brazos.
-- Entiendo, pero ya hay alguien…
-- Sí, algo así.
Hermione se mordió el labio inferior. Notaba su frustración por no tener el valor de preguntarme quién era la chica. Levanté la mirada hasta encontrar sus ojos y la miré sin decir nada. Ella, nerviosa, no fue capaz de mantener mi mirada y empezó a parpadear repetidas veces para luego mirar a otro lado.
-- ¿Por qué te sonrojas cuando te miro?
-- No lo hago. Hace calor.
-- Sabes que no es eso – sabía toda la verdad, la conocía más que ella misma. Podía incluso hacerme una idea de lo que estaba pensando. Me acerqué hasta quedar frente a ella, pero no pudo mantenerme la mirada y empezó a temblar un poco—ves, ¿por qué no me miras a los ojos? ¿acaso no eres capaz de mantenerme la mirada?
--- Claro que puedo. No causas nada en mi ¿Por qué tendría que esquivarla?
Draco sonrió y le tomó el mentón levantándolo y se acercó a ella sin cerrar los ojos, ni dejar de mirarla. Ella intentó mantenerse calmada, pero su cuerpo estaba algo alterado por tal cercanía. Él se acercó tanto a ella, que podían sentir la respiración del otro. Pero Hermione no lo resistió y empezó a cerrar los ojos lentamente. Nerviosa, puso una mano en el pecho de él.
-- Ves, como si causo cosas en ti. Te mueres de ganas por que las cause en mayor intensidad…
-- Cállate de una vez
Molesta, apretó la capa de él y lo empujó hacia ella pegando sus labios, mientras apretaba los ojos nerviosa. Por unos momentos, ambos no hicieron nada, solo permanecer así de juntos. Draco no cerró los ojos, ella no lo notó y empezó a abrir la boca lentamente, buscando mayor contacto. La mano de Hermione temblaba por el miedo de ser esquivada o rechazada, sobre todo porque Draco aún no respondía, pero cuando ella decidió alejarse, Malfoy cerró los ojos y atrapó el labio inferior de ella, cerrando los ojos para responder.
El beso fue lento, sin apartarse por miedo a perder aquella conexión. Él notaba lo novata de ella en el temblor de su cuerpo y en cómo apretaba su capa cada vez que él profundizaba un poco el beso. Draco asumía que tenia que ser él quien guiara, así que posó una mano en la cintura de ella, empujándola para que se parara, pues le dolía el cuello por la mala posición. La otra mano la puso en la mejilla de ella, al tiempo que abría los labios y cambiaba el ángulo de la cara. Inesperadamente, sintió la punta de la lengua de ella rozar su labio inferior. Dejó que ella siguiera hasta posar la mano en su nuca y empujarla al tiempo que jugaba con la lengua en la boca de ella.
Cuando por falta de aire ambos se separaron, ella lo atrajo escondiendo su cara en el pecho de él.
-- No abras los ojos. Quédate así conmigo un poco más.
-- Claro. Siempre que aceptes que sí causo cosas en ti.
-- Lo acepto. Siempre me has causado cosas…
Sonreí satisfecho. Era lo que quería escuchar, lo único que me importaba en ese momento. Estar así con ella, nada más.
Sentía que todas las cosas que le estaban pasando ya eran demasiado. Cada vez las cosas estaban peor y se sentía más débil. No tenía ganas de ver a nadie, a nadie experto a ella.
Cuando se dio cuenta donde lo habían llevado sus pies, se quedo paralizado mirando el retrato de la señora gorda, que estaba bebiendo de su copa sin siquiera mirarlo. Éste la miró a los ojos y ella alzando una ceja le dijo:
-- ¿Santo y seña?
-- Risotadas de caramelo.
Sonrió burlescamente al notar la sorpresa de ella que le dió paso para entrar, pero en cuanto vió a alumnos de primero, de la roja casa, se arrepintió de lo que estaba haciendo. Éstos, entre asustados y asombrados, pasaron a su lado mientras él les ignoró. Cuando estuvo en el centro de la sala común, notó la mirada de todos aquellos leones, giró en sus propios talones y salió rápidamente. Cuando bajó algunas escaleras en cualquier dirección, se sentó para tomar su cabeza con ambas manos.
-- ¿Te ocurre algo?-- la dulce y melosa voz de Luna le hizo levantar la cabeza.
-- Nada, sólo me duele la cabeza – no quiso alzar la cabeza para que no le mirara.
-- ¿Quieres que te acompañe a la enfermería?
Él la miró a los ojos buscando alguna mala intención en la proposición, pero aquellos ojos eran tan bondadosos… Se notaba ingenua y amable, así que decidió aceptar, pero la voz ronca de Ron le impidió decírselo.
-- ¿Estás loca? ¿Estás viendo a quién le estás ofreciendo tu ayuda?
-- ¿A Draco Malfoy? – sonrió mientras seguía mirando a Draco, ignorando a Ron por completo.
-- ¿Acaso no recuerdas todas las cosas que nos ha hecho?-- Ron se la llevó a empujones, mientras ella no dejaba de sonreírle a Draco—Pero si no es el mismo. Además necesita ayuda, ¿no lo ves Ron?
Draco sólo escucho eso antes de que Ron se la llevara. ¿Tan evidente era su estado? ¿Tanto se notaba que necesitaba ayuda? Si los demás lo veían, ¿por qué no aceptarlo? Lo meditó mientas los alumnos pasaban a su lado. La escalera se movía de un lado a otro. Cuando estuvo demasiado mareado para permanecer allí, se levantó mirando hacia arriba y se encontró con la mirada fija de aquellos ojos marrones tan conocidos ahora para él.
- ¿Has estado en mi sala común?
Draco iba a contestarla, pero un grupo de alumnos los interrumpió. Algo incómodo, miró a otro lado y bajó las escaleras intentando perderla de vista, pero Hermione lo siguió con perseverancia y lo alcanzó cuando éste pensó haberla perdido. Le tomó de la muñeca y lo miró a los ojos.
-- ¿Desde cuándo huyes de mi?
-- No estoy huyendo… -- susurró mirando a los alumnos entrar a una de las aulas.
-- ¿Estás bien? ¿Has ido a mi sala común para hablar conmigo?
-- Algo…así…
Draco no era capaz de decir todo lo que sentía o deseaba. Abrió la boca para hablar con la mayor sinceridad que pudo y recibió un ligero empujón de parte de Potter. Éste llevaba el pelo revuelto, las lentes torcidas y un pergamino arrugado en la mano.
-- Tenemos clases, ¿qué haces entreteniéndote?
-- Yo… voy enseguida Harry. Tengo algo que hablar con Malfoy.
-- Pues lo haces luego, vamos retrasados. Además yo también tengo algo importante que hablar contigo.
-- Luego hablamos – Hermione fue cortante y directa. Aunque no quería decirlo así, lo mejor era mantener las distancias. Miró a Draco una última vez antes de que ambos tomaran caminos diferentes y aunque deseaba dejar a Harry e irse con él, no pudo hacerlo.
Harry caminó hasta estar en la puerta del salón. Ya iban retrasados, pero aún así se detuvo y se puso frente a ella.
-- ¿Qué paso anoche?
-- ¿De que hablas? – ella intentó no mostrar nerviosismo, pero no podía mirar a los ojos a Harry.
-- ¿Qué hacías con Draco Malfoy anoche en la puerta de la sala común?
-- ¿Nos viste?—miró a Harry asustada de cuánto pudiera saber él.
-- Sabes que suelo mirar que hace Malfoy y otros en el mapa por las noches. Los vi juntos. He notado que no es la primera vez… ¿Se han besado?
-- ¡¡No!!, claro que no… ¿Por qué piensas eso? – tragó saliva en notar que Harry no dejaba de mirarla
-- Vi que estaban demasiado cerca… ¿Te gusta, verdad?
-- No… sólo han pasado muchas cosas y ahora… bueno… Tú sabes que tenemos una asignatura en común hacemos los trabajos juntos y nos hemos sabido tratar mejor. Ayer sólo estábamos hablando, él me reconfortó mientras yo lloraba.
-- Te… ¿Qué? Me estás mintiendo. Él jamás haría algo así
-- No, es la verdad. Me sentía muy mal. Mi madre está enferma y no puedo ir a verla. No sé porqué, pero ayer hable con él de ello. Además sé que él no se lo contara a nadie.
-- ¿Quieres decir que yo sí iría contando tus cosas? – le miró ofendido y guardo el mapa en su bolso, dándole la espalda para entrar a clases.
-- Claro que no. No quería decir eso…
Hermione suspiró y lo siguió. Les descontaron puntos a Griffindor y aunque Hermione no quería ser la pareja de Harry, por ser los últimos, todos ya tenían compañero. Ella no podía dejar de mirar el espacio donde siempre se sentaba Draco. Pansy tuvo que buscar otra compañera y ambas miraban la puerta esperando que el rubio entrara como siempre lo hacía.
Draco fue a su habitación a hacer las maletas, pero ya estaban todas hechas por su nueva elfa domestica. Ésta le miró, para luego hacer una profunda reverencia.
-- ¿Se le apetece algo al amo?
-- No, gracias. Sólo deja fuera de mis maletas mi pijama, mis utensilios de aseo y algún libro.
-- Sí, amo – ella se apartó, sin darle la espalda en ningún momento.
-- Puedes también ir a dejar todos los libros que he sacado de la biblioteca. No me los puedo llevar.
-- Por supuesto, amo – tomó los libros y desapareció.
Draco no sentía pena de perder a sus compañeros o profesores. No tenia a nadie de quien despedirse. Ninguna de todas las personas con las que ha pasado años le importaba. Sólo una, con quien lleva hablando solo unos días. Se cubrió la cara al descubrir que no quería ni podía alejarse de ella.
Hermione por primera vez no logró realizar el hechizo. Podía sentir la mirada de todos en ella, mientras la profesora le descontaba puntos por ser la única que no lo lograba. En cuanto terminó la clase, Hermione salio rápido para ir a buscar a Draco, pero chocó con Pansy y todos sus libros se esparcieron por el piso.
-- Eres, además de idiota, ciega—se limpió la capa y la miró con desprecio.
-- Lo siento, fue un descuido – intentó no ser grosera. Después de todo, ella había tenido la culpa.
-- Me da igual. Piérdete de mi vista…
-- ¿Qué me decías de Draco? – preguntó una chica junto a Pansy, mientras Hermione se arrodilló a recoger los papeles.
-- En la mañana, Snape le ha llamado a su despacho y Draco no regresó. Además, vi a su elfa en el cuarto. Ella jamás viene… Es demasiado extraño – ordenaba las cosas en su bolso apresuradamente.
-- Ahora que lo mencionas… Vi al padre de Draco hoy en el castillo…
-- No me gusta nada todo esto. Quítate mugrienta – gritó cuando pasó, casi empujando a Hermione.
A Hermione no le importó que la empujaran. Su cerebro intentaba encajar todas las piezas. Cuando creyó hacerse una idea, se levantó de golpe y dejó caer todo de nuevo. Harry la miró confundido y se acercó para ayudarla.
-- Gracias Harry. Nos vemos en la próxima clase.
Salió de allí sin decir nada más, mientras Harry asumía que tenía que recoger todo lo que ella había botado. Hermione necesitaba hablar con Draco, sentía que era demasiado importante. Tuvo que parar de correr al sentir una punzada en el pecho. Puso su mano sobre la blusa e intentó torpemente sobar el dolor. Tomó aire y volvió a correr.
Draco estaba camino de la biblioteca con las manos en los bolsillos. Caminaba abatido y no miraba a nadie. Sus ojos estaban clavados en el suelo, algo nada común en él. Hermione logró verlo a lo lejos y se apresuró a alcanzarlo. Él llegó a su lugar habitual y se sentó con desgana. Ella para intentar disimular, tomó un libro cualquiera y lo puso en la mesa para llamar su atención, mientras lo miraba a los ojos.
-- A la última persona en el mundo que quiero ver es a ti, Granger – no la miró a los ojos y su voz era apagada y áspera.
-- Sé que mientes. Dime porqué estás así, ¿qué pasó? Sé que no estás bien. Dime qué pasó—se sentó frente a mi, intentando encontrar mi mirada.
-- Qué muggle tu libro. Las imágenes no se mueven. Pero ¿para qué quieres saber los métodos anticonceptivos muggles y sus conductas sexuales?—le había quitado el libro y mientras ella hablaba, intenté quitar su interrogatorio y lo logré con éxito, pues sus mejillas se enrojecieron y miró a otro lado, intentando buscar una explicación—ni siquiera se mueven las ilustraciones… Qué libro más aburrido y muggle.
-- ¡Eres un pervertido! ¿Cómo se van a mover?— el rojo de sus mejillas se dispersó por su cara fácilmente.
-- ¿Por qué te sonrojas? Como si los muggles lo hicieran diferente a nosotros.
-- Sinceramente, no lo sé—susurró esperando que no la escuchara, pero leí con claridad sus labios.
-- Pues que yo sepa, lo hacemos igual. Aunque nunca lo he hecho con una muggle…
Hermione levantó los ojos en notar la simpleza del tono de voz de él y en lo extraño de que no aprovechara para insultar a los que él llamaba “sucios”. Se produjo un silencio, mientras ella meditaba y le miraba, volviendo a sentir un cosquilleo en su estomago, cada vez más intenso.
-- Tal vez debería probar para saber si es lo mismo—lo dije sin pensar y cuando noté su mirada confusa, agregué—aunque lo más probable es que no sea nada del otro mundo.
-- Creo que eso no depende del tipo de sangre de la persona, sino de la persona con quien lo hagas.
-- ¿Cómo? No entiendo a que te refieres.
-- Si lo haces con una persona que te guste, es completamente diferente. Por eso se le dice diferente cuando lo haces con alguien que amas, a con una persona que no te importa. No es lo mismo tener sexo, que hacer el amor…
-- ¿Cómo sabes tú eso? Creo que no me equivoco si afirmo que no te has siquiera besado con alguien.
-- No necesito hacerlo para saberlo. Cuando miro o sólo estoy cerca de esa persona, siento tantas cosas, que puedo hacerme la idea de todo lo que se puede llegar a sentir por algo así.
-- No creo llegar a conocer esas emociones.
Ambos permanecimos en silencio, mientras seguía ojeando las páginas sin ánimo. Aburrido del ambiente, me levanté y la miré a los ojos.
-- ¿No hay nadie… que cause esas cosas en ti? Ya sabes… nerviosismo—me interrumpió, en mirar que me iba a ir de la biblioteca.
-- Sí, hay una persona. Pero es algo estúpido, jamás pasará algo y es mejor así. No me gusta estar atado a alguien – cerré el libro y me senté en la mesa sin mirarla, cruzándome de brazos.
-- Entiendo, pero ya hay alguien…
-- Sí, algo así.
Hermione se mordió el labio inferior. Notaba su frustración por no tener el valor de preguntarme quién era la chica. Levanté la mirada hasta encontrar sus ojos y la miré sin decir nada. Ella, nerviosa, no fue capaz de mantener mi mirada y empezó a parpadear repetidas veces para luego mirar a otro lado.
-- ¿Por qué te sonrojas cuando te miro?
-- No lo hago. Hace calor.
-- Sabes que no es eso – sabía toda la verdad, la conocía más que ella misma. Podía incluso hacerme una idea de lo que estaba pensando. Me acerqué hasta quedar frente a ella, pero no pudo mantenerme la mirada y empezó a temblar un poco—ves, ¿por qué no me miras a los ojos? ¿acaso no eres capaz de mantenerme la mirada?
--- Claro que puedo. No causas nada en mi ¿Por qué tendría que esquivarla?
Draco sonrió y le tomó el mentón levantándolo y se acercó a ella sin cerrar los ojos, ni dejar de mirarla. Ella intentó mantenerse calmada, pero su cuerpo estaba algo alterado por tal cercanía. Él se acercó tanto a ella, que podían sentir la respiración del otro. Pero Hermione no lo resistió y empezó a cerrar los ojos lentamente. Nerviosa, puso una mano en el pecho de él.
-- Ves, como si causo cosas en ti. Te mueres de ganas por que las cause en mayor intensidad…
-- Cállate de una vez
Molesta, apretó la capa de él y lo empujó hacia ella pegando sus labios, mientras apretaba los ojos nerviosa. Por unos momentos, ambos no hicieron nada, solo permanecer así de juntos. Draco no cerró los ojos, ella no lo notó y empezó a abrir la boca lentamente, buscando mayor contacto. La mano de Hermione temblaba por el miedo de ser esquivada o rechazada, sobre todo porque Draco aún no respondía, pero cuando ella decidió alejarse, Malfoy cerró los ojos y atrapó el labio inferior de ella, cerrando los ojos para responder.
El beso fue lento, sin apartarse por miedo a perder aquella conexión. Él notaba lo novata de ella en el temblor de su cuerpo y en cómo apretaba su capa cada vez que él profundizaba un poco el beso. Draco asumía que tenia que ser él quien guiara, así que posó una mano en la cintura de ella, empujándola para que se parara, pues le dolía el cuello por la mala posición. La otra mano la puso en la mejilla de ella, al tiempo que abría los labios y cambiaba el ángulo de la cara. Inesperadamente, sintió la punta de la lengua de ella rozar su labio inferior. Dejó que ella siguiera hasta posar la mano en su nuca y empujarla al tiempo que jugaba con la lengua en la boca de ella.
Cuando por falta de aire ambos se separaron, ella lo atrajo escondiendo su cara en el pecho de él.
-- No abras los ojos. Quédate así conmigo un poco más.
-- Claro. Siempre que aceptes que sí causo cosas en ti.
-- Lo acepto. Siempre me has causado cosas…
Sonreí satisfecho. Era lo que quería escuchar, lo único que me importaba en ese momento. Estar así con ella, nada más.