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jueves, junio 02, 2011

La mentira de edipo cap 2

Autor: Vladirmir
Personajes: De JKR
Pareja: Draco-Astoria- Scorpius
Categoría: incesto – Drama
Ranking: M
Correctora: ILSly

ADVERTENCIA= CONTIENE INCESTO y escenas de tipo sexual.



Cap 2 “el sabor de otros labios”


Luego de largas y eternas horas en la peluquería mágica, Astoria pago satisfecha de lo que habían hecho con su cabello, y sonriendo salió a dar un paseo por el callejón Diagon, vio en una de las vidrieras un chape para el pelo con una hermosa mariposa purpura, y se enamoró de ella, cuando entró en la tienda notó que había un hermosa pluma con una serpiente en su mango, y lo supo, era un regalo perfecto para Draco, así que luego de pagar ambas cosas decidió seguir mirando para comprarle algo a su hijo, y que tienda mejor que la de aquel deporte que a Scorpius tanto como a su esposo les encantaba, ella sabía que su hijo quería algo en particular pero no podía recordar que era lo que le había mencionado.

- Hola señora Malfoy – se escucho una voz varonil detrás de él y aunque no la pudo reconocer sintió un aroma de fresas y miel, le recordó enseguida a una pareja muy amiga de Draco.

- Hola Nicolás Nott, ¿cómo están tus padres?- me voltee se volteo para mirar a aquel chico de cabellos negros piel pálida y aquellos hermosos ojos heredados de su madre.

- Mi padre está en el ministerio como siempre, y bueno mi madre recorriendo el mundo en busca de nuevas especies, lo de siempre, aunque puede que mi madre llegue antes porque le avise que llegaría unos días antes. – Nicolás hablaba con el mismo tono inocente y soñador de su madre pero su estatura y presencia eran dignos de su padre.

- ¿Les han dejado salir antes? Scorpius no me dijo nada – los ojos de Astoria se empequeñecieron.

- Bueno… puede que fuera a casa de su novia primero ¿no? ¿Unos días? – Nicolás se mordió el costado de uno de sus dedos en notar que había dicho algo inapropiado.

- ¿Mi hijo tiene novia? –su sorpresa se escapo en sus palabras al alzar la voz, y aunque Nott intento escapar la mano de Astoria se lo impidió.

- Bueno, tal vez, digo, está en edad ¿no? No es que yo sepa algo, es solo que se rumorean cosas con Rose Weasley – se soltó de Astoria y le sonrió- bueno fue un gusto señora Malfoy pero ya tengo que irme a mi casa, mi padre debe estar esperándome.

- Espera antes de que te vayas, ¿me ayudas a comprar un regalo para Scorpius? - con ayuda de Nicolás compro las últimas dos cosas que había adquirido la tienda y otras que según el menor de los Nott, su hijo llevaba tiempo deseando.

- Por cierto señora Malfoy, su hijo no deja de hablar de usted, pero tiene razones para hacerlo, realmente es más hermosa de lo que él la describe – el chico se acerco a ella para tomarle la mano y le dio un beso en ella- fue un placer volver a verla

- Pero que cosas dices… - no alcanzo a sonrojarse pues alguien la abrazo por detrás y se sobresalto.

-Hola cariño, hace tanto que no te veía… ¿y Draco? ¿No me digas que has salido sin él?- Blaize soltó a Astoria de su agarre y esta le miro sonriendo- pensé que ese hombre sabia valorar más lo que tiene

- Nunca vas a cambiar ¿eh?- sonrió y lo abrazo ella esta vez mientras escuchaba a Nott llamar a su hijo Nicolás. No solían reunirse pero Astoria adoraba a los amigos de su esposo, eran amables, atentos y por sobre todo muy aduladores; y aunque acostumbrarse a sus esposas fue algo complicado, de Luna Lovengood de sobre manera, había terminado por tomarles cariño, y se encargaba de comprar sus regalos de navidad.

- Astoria, que hermosa te ves hoy, aunque siempre lo has sido –Luna le sonrió amablemente y la abrazo con cariño, la esposa de Nott era única en el mundo y eso todos lo sabían, por eso no intentaban entenderla solo la querían.

- Gracias Luna, solo he retocado mi cabello –sonrió y se contaron algunas cosas hasta que Astoria noto que se había hecho tarde y dejándolos en aquel café se fue a su mansión, después de todo estaba ansiosa de poder ver a su hijo, aunque tuviera que fingir falsa sorpresa a la hora de verlo.

Luego de disculparse de todos los presentes y tomar todos los paquetes, desapareció para cruzar a los pocos minutos el portón mayor de la mansión, se sentía ansiosa; tal vez su hijo ya estaba allí, de seguro no le había mandado una carta porque quería darle una sorpresa, después de todo nadie la conocía mejor que su hijo, sonriendo entro a su casa con paquetes en mano, la voz de su esposo le emociono, volviendo a sentir el cosquilleo en el estomago, dejo los paquetes para correr al salón de donde venia la voz, cuando logro verlo noto la mirada de su esposo y sonrió, de seguro estaba alucinado por como se veía, habían hecho un muy buen trabajo con su cabello, y eso la alegraba. Draco por el contrario lucia furioso y sin comprender nada Astoria termino siendo bofeteada por él y vio a su hijo parado en el umbral.

- Sco-scorpius – con dificultad se levanto y se ordeno la ropa intentando aparentar que no había ocurrido nada pero la mirada de su hijo, asesinado a su esposo le advirtió que ni siquiera intentara decir algo a su favor.

-¿Por qué demonios lo has hecho? – susurro con una voz que no era de él, la ira se había apoderado de su cuerpo por completo.

- Yo, Scorpius no es lo que parece, ha sido un accidente, yo jamás… -se quedo callado al ver que su hijo le apuntaba con aquella varita blanca, la única en su especie, pluma de unicornio, veneno de escorpión y escamas de sirena, Draco lo recordaba bien, pues había acompañado a su hijo a comprarla.

- No me mientas padre, no hace falta, lo vi, no tienes para que inventar algo que no es, vi como la golpeaste, ¿Madre, le diste motivos para que reaccionara de esa forma aunque no fuera la correcta? – Astoria movió la cabeza para mirar a su esposo quien ni siquiera le dirigía la mirada y afirmo con la cabeza.

- Yo tengo la culpa hijo, deja que tu padre y yo solucionemos esto, es problema de adultos.

- No, madre no lo haré, no pienso dejarte con él a solas, y no te creo nada, Draco Malfoy sal de la habitación –su padre se sorprendió de sus palabras y le miro estupefacto.- que… salgas de la habitación… --volvió a repetir perdiendo los estribos- ¡¡QUE TE VALLAS!! ¡¡NO QUIERO VERTE!!

Draco solo afirmo con la cabeza y salió del lugar con la mirada distante sabía que no era el momento de dar explicaciones ni de intentar solucionar las cosas, y desapareció en silencio, Astoria no sabía qué hacer, no quería causar problemas y mucho menos que su hijo descubriera la verdad, pero ya era demasiado tarde habían cosas que ya no se podían ocultar, menos aun a un muchacho que se estaba convirtiendo en un hombre.

- Madre… ¿estás bien? – Scorpius se acerco a ella y le acaricio la mejilla con tristeza, la adoraba y verla así le estaba rompiendo el corazón, ella no se sentía capaz de mirarlo a los ojos y el término tomándole el mentón para que lo hiciera.

- No me mires –susurro intentando volver a mirar el suelo pero él le obligo a que lo mirara
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- ¿Por qué no me lo dijiste madre?... ¿hace cuanto que te golpea? –suspiro y le limpio las mejillas pero ella negó enseguida con la cabeza

- Es la primera vez que lo hace – Scorpius la acerco poniendo una mano en la espalda de ella y la abrazo contra su cuerpo – no creas cosas que no son.

- Madre no tienes que mentirme conozco bien a mi padre… solo he terminado de abrir los ojos –la voz de Scorpius se quebraba poco a poco, cerró los ojos abrazando a aquella mujer que estaba comenzando a robar sus sueños.- no es él quien me preocupa, sino tu Astoria

Ella apretó la ropa de él a la altura de su espalda, sabía que le estaba haciendo daño a su hijo y eso la mortificaba, no era eso lo que quería, había mentido tanto tiempo para que eso no llegara a pasar, pero tantos años de protegerle la habían dañado, se había cortado al sostener un vidrio trisado hace mucho, todo con tal de lo que viera su hijo reflejado siguiera siendo aquella mentira que ahora había sido despedazada.

El sollozo de Astoria inundo la habitación y su hijo intentaba consolarla entre sus brazos, pero a cada segundo aquel llanto era más desolador, desgarraba la garganta de aquella mujer de rubios cabellos tanto como el corazón de aquel hombre que la sujetaba, cuando él se aparto lentamente ella intento tranquilizarse para dejarle hablar.

- Vamos a tu habitación madre, necesitas descansar, no te preocupes yo cuidare de ti, nunca volverás a sufrir, ya estoy aquí… no llores mas.

Y como cada año, ella sonrió, el tenia mucha razón en sus sabias palabras, y eso Astoria lo sabía, año tras año, la llegada de su primogénito era el único momento de dicha que tenia, y ahora era el único apoyo que poseía, nunca lo pondría en duda, Scorpius era su razón de vivir, era el aire que necesitaba para seguir luchando, y el saber que su propio hijo le era tan indispensable para ella, la estaba comenzando a preocupar, sobre todo luego de haber escuchado a Nicolás y aquella frase se le vino a la mente “puede que fuera a casa de su novia primero ¿no? ¿Unos días?” Tenía miedo de que eso fuera verdad… porque significaría que Scorpius se alejaría de ella, y ahora mismo no se sentía capaz de apartarse de él.

Al subir a la habitación Scorpius la recostó en la cama y le limpio las mejillas, luego de consolarla unos segundos con palabras que ella no era capaz de escuchar, pero su corazón sentía alivio cada vez que él le acariciaba el pelo o las mejillas, y lentamente una sonrisa para tranquilizar a su hijo salió de sus labios.

- Ya me encuentro mejor Scorpius… muchas gracias por todo de verdad, no sé qué haría sin ti, eres mi razón de vida –ella subió su mano que en ese momento estaba fría hasta la mejilla de él, acaricio su rostro con ternura y el cerro los ojos para disfrutar de la caricia, solo entonces ella noto la cercanía que tenían, no le incomodaba, era su hijo pero una extraña sensación nació en su corazón en verlo con aquellos ojos cerrados y notar que el empapaba sus labios al pasar su fina lengua primero por el inferior para luego terminar de humedecer el superior, y ella se sintió sucia, al estar observando aquello sin poder dejar de mirar, sonrojada en un impulso cerró los ojos y suspiro intentando alejarse un poco de aquella intima situación.

- Sabes, tengo tantas cosas que contarte madre, me he sentido tan vacio este año sin ti, no he podido dejar de recordarte – ella abrió los ojos y cuando noto que el brillo de los ojos de su hijo era distinto se aparto algo confundida- sé que esto no debería pasarme nunca, que tal vez es una enfermedad…

- No, yo creo que estas confundido, yo también te extrañe cariño pero estas confundiendo las cosas – ella leyó sus ojos y sabía que las hormonas de su hijo, entre otras cosas, podían estar causando estragos en el pobre corazón del chico.

- No, las confundo, las he aclarado durante todo el año escolar… y sé lo que siento –ella le puso dos dedos en los labios intentando callarlo, todos los acontecimientos del día la estaban mareando y no estaba segura de si podría con más sucesos, pero cuando ella se movió para apartarse el beso sus dedos y luego de quitarlos se acerco abrazándola- hoy solo déjame consolarte… tu corazón lo necesita madre

Y así se quedo, luego de dejar escapar un profundo suspiro abrazo a su hijo y dejo que este le acariciara el pelo como hace tanto nadie lo había hecho, ella misma no era capaz de recordar cuanto tiempo había pasado desde la última vez que alguien le había dedicado tantas caricias, días, meses, tal vez incluso años, el pensar en aquello la entristeció y volvió a llorar, el calor de su hijo la llenaba y embriagaba calentando su congelado corazón.

Sin ser capaces de calcular el tiempo se apartaron para mirarse, ahora que lo hacía, él ya no parecía un niño, era un adulto, era todo un hombre, y la mirada decidida se lo decía todo, tenía el carácter de su padre, aquello que había enamorado a Astoria, cuando querían algo lucharían por ello hasta el final.

- Perdóname madre – sonriendo le tomo la cara con ambas manos y se acerco acortando toda distancia entre ellos atrapando los labios de aquella que era su madre, pero que ante sus ojos era una mujer, y no una cualquiera sino la que le había robado el corazón.

Ella sintió los labios de su hijo como los del propio Draco y cedió solo una milésima de segundos, en las que Scorpius la abrazo lentamente, luego de sentir y ser consciente de lo que sus acciones significaban aparto a su hijo por el cuello mirándolo confundida y sobre todo molesta con ella misma.

- Esto está mal, sal de mi habitación Scorpius y medita sobre lo que has hecho… no puede volver a pasar, todo esto solo ha sido un mal entendido- termino de apartarlo y se fue al baño a darse una ducha, lo necesitaba, su mente más que su cuerpo, cuando dejo que el agua tibia mojara su cuerpo las ideas fueron despejándose, de aquellos sentimientos que las tenían nubladas, todos los sucesos del día se agolpaban en su mente.

Su esposo le había golpeado ¿Por qué lo había hecho?

Su hijo había descubierto que su matrimonio no era perfecto como ella lo montaba ¿Lo habría sabido desde antes?

Y por último, lo peor del día, había besado a su hijo, ¿Qué era lo que pretendía él cuando la beso?

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Draco se quedo petrificado al escuchar a su hijo gritarle así, no tenía nada que decir a su favor y prefirió retirarse del lugar a reflexionar que decir para que su hijo no le odiara por lo que acababa de ver, pero… ¿Qué decir? ¿Cómo cubrir los hechos con otras mentiras? Era imposible, la verdad había salido a luz y era absurdo tapar el sol con un dedo.

Salió en silencio del lugar y camino por la mansión intentando entender en qué momento las cosas se le escaparon de la mano de esta forma, en qué momento llego a golpear a su esposa, él que había sido criado por la mano cariñosa de su madre, había perdido los estribos cuando por primera vez en todos los años que llevaba con Astoria, llego a pensar que ella pudiera si quiera estar interesada en alguien más que él, y peor aun llego a imaginárselos juntos; tal vez el carácter de su padre había influido en que fuera más violento y impulsivo, pero era la primera vez que estaba arrepintiéndose de algo que había hecho, y no solo porque su hijo lo había presenciado y esto cambiaria todo en el entorno familiar, sino porque realmente sabia que ella no se lo merecía.

Caminando por el patio lateral del castillo, paso junto a una enorme estatua de un dragón, que había sido esculpida el día de su propio nacimiento, su madre siempre le contaba esa historia, mientras estuvo viva, mirando el animal forjado en mármol, lo toco con un dedo sintiendo lo frio que era, tal vez se parecía más a él de lo que pensaba, aparentaba ser fuerte, rudo, imponente y frio, pero sabía que él había podido amar, lo había hecho en un momento, y toda esa imagen desapareció solo frente a Astoria, frente a ella un tiempo ese dragón había dejado de enseñar los dientes y escupir fuego, y la había dejado cabalgarlo para enseñarle las cosas hermosas del mundo con aquellas alas que se le habían sido otorgadas.

Flash Back

Era el día de navidad, aun no nacía Scorpius, y Draco llegaba tarde del trabajo en el ministerio, Astoria estaba acostumbrada a ello, pero aquella noche había prometido llegar antes, así que con la mirada baja, perdida en el interesante tapiz de la alfombra suspiraba, cuando Draco apareció con un chasquido, antes de que ella alcanzara a levantar la cabeza él se había acercado y tomándole el mentón la beso con desespero, cuando luego de unos segundos la dejo alejarse solo lo suficiente para respirar le dejo hablar.

- ¿Qué ha pasado? … pensé que llegarías a medio día

- Me ha sido imposible poder venir, ya sabes lo estúpido que son los aurores, me han pedido que inspeccione unos artículos porque tenían sospechas de que tuvieran algún tipo de magia negra, y me he demorado más de lo que creí, pero no te preocupes recuperaremos el tiempo perdido
Sonrió como solo con ella lo hacía y comenzó a tocarle el muslo, pero ella le detuvo, entonces besándola lento se aparto y busco entre sus ropas una pequeña caja de regalo, ella sonrió y la tomo entre sus manos.

- Pensé que lo olvidarías como el año anterior.

- Bueno debo reconocer que el año anterior lo hice apropósito para ver que hacías, pero como ya sé que te pones a llorar, no volveré a hacerlo, sabes que odio verte llorar – le acaricio la mejilla dulcemente y comenzó a besarla dejando la caja con su regalo en la mesita, impidiendo que descubrirá el hermoso collar de una hermosa rosa cubierta por un dragón, ya lo haría luego, ahora él la necesitaba en ese mismo momento, y en eso siempre había sido caprichoso, la quería y tenía que ser en ese mismo instante, nadie hacia esperar a un Malfoy.

Fin del Flash Back

Miro a la mansión y vio la luz que provenía de la habitación matrimonial, supuso que ella se habría ido a dormir y que Scorpius la abría dejado a solas, así que se dirigió a paso rápido hacia allí, necesitaba hablar con ella, necesitaba un bálsamo para su culpa de haberla golpeado sin si quiera tener razones reales, aunque lo más seguro que con una mujer como Astoria jamás llegaría a tener si quiera una razón para hacer algo así.

Subió las escaleras de dos en dos mientras su capa verde musgo se flameaba a cada movimiento, en cuando llego al tercer piso doblo; empujo la puerta de la habitación pero con cautela, si ella estaba aun con Scorpius no pretendía interrumpir ni mucho menos volver a escuchar a su hijo gritarle, abrió con lentitud y no vio a nadie así que entro silencioso y escucho un suave sonido que provenía del baño y se encamino al lugar , la vio a los pocos segundos, estaba desnuda como tantas veces la había visto, pero algo que hace meses había dejado de hacer, porque había perdido el tiempo en otros brazos, en otras pieles, olvidando que a la que tenia por esposa era lejos la que más anhelaba.

Ella parecía absorta en sus pensamientos, estaba bajo la regadera mirando el infinito acariciando su cuerpo con las espumas producidas por la esponja, se acerco y la abrazo por detrás notando el respingo que ella daba por el contacto, notó que intento apartarlo y volteo pero la cara de sorpresa no fue percibida por Draco quien escondía la cara en la espalda de la mujer.

- No digas nada… no quiero hablar de ello hoy – susurro mientras comenzaba a besar su espalda, ella temblaba al contacto, era una mezcla de miedo y sorpresa de que él actuara de esa forma.

- No lo haré… sabes que nunca te he obligado a decir las cosas, ya lo harás en su momento

Él le volvió a besar la espalda mientras ella se dejaba hacer y el agua terminaba de empapar su cuerpo, la beso lentamente, centímetro a centímetro acercándose a sus labios mientras sus manos acariciaban aquel cuerpo que hace meses le pedía por caricias, sus manos subían a sus pechos acariciándolos mientras ella apoyaba ambas manos en la pared que tenía enfrente dejando que el agua callera por todas su espalda, hasta la ropa de Draco que se juntaba con el cuerpo de ella a la altura de la pelvis, mirarla así revivió en Draco antiguos deseos que había creído perdidos, pero que al escuchar de la boca de ella en aquella dulce voz un pequeño gemido le erizo los cabellos, mientras la apegaba más a él.

- D-Draco… esta Scorpius en la habitación contigua

- Ya es mayor…

Fue lo único que tuvo por respuesta Astoria antes de que Draco girara la perilla del grifo y la llevara a la habitación, despojándose en segundos de la ropa mojada para recostarse sobre ella para comenzar a besarla con deseo. Ella le respondió acariciándole la espalda desnuda y el abdomen en aquellos abdominales que se delineaban siempre tan bien y que se endurecían cuando se movía contra ella. Aunque Draco no lo notó Astoria estaba algo incomoda, miraba la puerta de la habitación en ocasiones pero por las caricias que él le proporcionaba termino olvidando muchas cosas y llevando la mano por el camino de su vientre a su entrepierna notando que en cuanto ella comenzaba a tocarle el cerraba los ojos y se mordía el labio, extrañaba tanto las reacciones de Draco ante las cosas que ella le hacía o provocaba, que se deleitó con cada una de sus expresiones, intentando darle la mayor cantidad de placer, olvidando por completo lo mal que la había tratado, lo mucho que la había ignorado e incluso el numero de chicas que abrían hecho lo mismo con él hace solo unos días.


Ella abrió las piernas en señal para Draco, quien reconociéndola enseguida le tomo y la acerco a él besándola, mordiendo sus labios por la excitación, comenzando a escuchar los jadeos de ella cuando se acercaba y luego sus gemidos suaves en un comienzo y fuertes, cuando el aumentó notoriamente el ritmo, era suya, solo suya y eso le encantaba, había olvidado lo placentero que era tenerla para él, sentirse dentro de ella y saber que solo él era quien la enloquecía de tal manera.

Siempre en todos los años que llevaban él había sido el que llevaba el completo control de la parte sexual de la relación, pero notaba a Astoria más deseosa, lo relaciono con la falta de sexo que ella tenía, porque él no sabía lo que era eso, le había sido infiel siempre, en cambio ella no había tenido nada en meses y conociéndola como la conocía ni siquiera se había dado placer ella misma, era demasiado tímida para algo así. Fue una sorpresa para él ver que ella le empujaba y se sentaba sobre él, apoyando ambas manos en el pecho de Draco comenzó a moverse subiendo y bajando, Draco dejo escapar un sonoro gemido cuando ella se movió por primera vez, él sabía que así él sentía mucho más que en las posiciones en las que él dominaba. Pero por una razón de hombría le gustaba mostrarse dominante ante ella; pero como se arrepentía, lo había hecho con miles de chicas en esa posición pero ver los formados y levantados pechos de ella subir y bajar dando botes mientras ella tiraba la cabeza hacia atrás y sus hermosos cabellos se mojaban con su sudor le volvía loco. Le ayudo a moverse tomándola de la cadera y moviéndose contra ella en ocasiones cuando la veía algo agotada, pero su ritmo era constante y acelerado, contrario a lo que siempre había pasado en su relación Draco fue el que comenzó a gemir y jadear ruidosamente, tanto que en ocasiones ella le pedía que bajara el volumen.

- No puedo… lo haces espectacular, sigue… estoy seguro de que no podre mucho más, si sigues moviéndote así.

Y estuvo en lo correcto, ella volvió moverse pero por su cansancio esta vez lo hizo en círculos y de adelante hacia atrás, a lo que Draco respondió apretando los dedos en la cadera de ella, y lo vio, una sonrisa de medio lado se formo en la cara de Astoria y volvió a hacerlo una y otra vez hasta escucharlo decir de miles de formas la misma orden, que ella no se detuviera y entonces lo sintió, él la empujo contra si como queriendo estar lo más adentrado en ella que pudiera, se recostó sobre él y le acaricio el pecho, ambos estaban exhaustos y se cubrieron con las sabanas, aunque Astoria estaba feliz de lo que había pasado, tenía un sentimiento de culpa, porque sabía que Scorpius lo había escuchado todo.
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Scorpius salió de la habitación y se encerró en la suya suspirando mientras se tomaba el pecho con la mano en un intento estúpido de no dejar escapar a su corazón que amenazaba con salir disparado de el, nunca había sentido algo así con una chica, y solo había sido un suave beso, un roce de labios que le desesperó y revolucionó el cuerpo de tal manera que se sentía mareado y exaltado en cada uno de sus poros, el sabor de lo prohibido aun estaba en sus labios y el placer de haber eche hecho algo que llevaba deseando hace un año entre sueños y divagaciones.
Pero su felicidad no duro mucho, cuando se llevo la mano a los labios para recordar los de su progenitora escucho la puerta de la habitación de esta abrirse y todo su cuerpo se tensó, se apego a la pared intentando escuchar cuales eran las intenciones del que supo enseguida era su padre. Tenía miedo de que le hiciera algo a su madre y tomando la varita de su pantalón la apretó preparándose para lo peor, escucho un silencio que intento interpretar y luego cuando concentro más su audición y estaba preparado para abrir su puerta e ir en su ayuda o bien demoler la muralla si era necesario, la voz de su madre le llego en un sonido que nunca antes había escuchado, un gemido.

Se quedo completamente paralizado, no era lo que esperaba, no era para lo que se había preparado psicológicamente a enfrentar, y las piernas le temblaron de pánico, de lo que pudiera pasar, y de impotencia de no poder interferir, de no poder hacer nada para impedir que su padre hiciera lo que sabía tenía en mente.

Los escuchó acercase más y supuso habían salido del baño para pasar a la cama y su mente jugaba con el regalándole las imágenes que seguramente estaban pasando en ese preciso momento, mortificándolo con cada detalle de sus cuerpos desnudos, su propia mente estaba jugando en su contra. Se pego a la pared para no caer por la desesperación de tener que estar allí, deseo huir y escapar de ese lugar pero ¿Y si las cosas se escapaban de su curso y su padre terminaba haciéndole daño a Astoria?

Bajo su cuerpo lentamente apoyado en la pared hasta abrazar sus piernas escuchando los gemidos y peticiones de Astoria por más, las lágrimas comenzaron a caer lentamente y eran acalladas en el fondo de jadeos de la habitación contigua.

Y termino de darse cuenta, no podía ser solo una confusión de sentimientos, no podía ser solo que en su idolatría por su madre confundiera los sentimientos, la deseaba, y le estaba rompiendo el corazón escucharla en brazos de otro, aunque ese fuera su propio padre.

Por un momento se produjo un silencio y levanto la cabeza; esperanzado de que todo hubiera acabado pero cuando la voz que comenzó a escuchar fue la de su padre, la tortura termino de matarle. Era su padre el que gemía ahora, porque era ella quien de seguro estaba haciendo algo para que eso ocurriera, ella estaba participando activamente, contrario a lo que su mente estaba intentando crear como consuelo a la situación.

Dejo caer la varita y con la cara llena de lágrimas de impotencia y pena se lo planteo, su padre no la merecía, y haría lo posible porque ella fuera feliz con alguien que de verdad la valorara, sabia que nadie más que el mismo podía hacer algo así, confiaba en que lograría que su madre le quisiera a él y dejara a su padre, porque en el fondo sentía que la única razón por la que su madre no había respondido a su beso era el tonto tabú de que el amor entre familiares era una aberración, pero Scorpius estaba convencido de que eso no era un impedimento para él, después de todo era un Malfoy.
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miércoles, marzo 23, 2011

la mentira de Edipo

Fic nuevo!!

No se cuantos capítulos ni nada pero no creo que sean menos de 4, este fic será algo extraño pero espero que les guste, eh decidido cambiar un poco de mi pareja tradicional dramione para probar nuevos caminos ^^

Autor: Vladirmir

Personajes: De JKR

Pareja: Draco-Astoria-Scorpius

Categoría: Romance

Ranking: M

Correctora: Triqui

Descargar la version en MP3

para todas las que no tienen tiempo para leer ^^



La mentira de Edipo

Navidad era la época que más le gustaba a Astoría, no había nada como esos días, y claro las vacaciones en las que su hijo Scorpius estaba en casa, era la única época en la que Draco se comportaba como su esposo, aunque ella supiera que solo lo hacía para aparentar en frente de su único hijo, para poder ser la perfecta familia de siempre.

Astoría tenía muy claro antes de casarse que no sería el matrimonio más lindo y cercano del mundo, aun así había aceptado de todas formas, era una tradición familiar, que ni ella ni Draco pudieron impedir, al menos ella veía atributos en su futuro esposo que la impulsaron a imaginarse un futuro feliz en la vida, el era cortés, educado, adinerado, con un futuro próspero y por último pero no menos importante era, a parecer de Astoría y de muchas otras que la envidiaban, demasiado guapo.

Los primeros años de matrimonio fueron lo más maravilloso que ella hubiera vivido jamás, el era un amante muy preocupado y atento. Pero en cuanto nació su primogénito él cambio, toda la atención paso de la chica a su bebe, todo el tiempo que podía lo pasaba con aquel hijo que al parecer era el mayor orgullo poseído por Draco, y ella sabía bien que era porque el bebe seguía teniendo las características de la adinerada familia Malfoy, y aun más como en todas las generaciones había sido un varón. Astoría pasó de ser la reina de la casa a solo la mujer que cuidaba de su hijo, la intimidad fue cada vez más escasa y ella lo veía salir por las noches y volver hasta altas horas de la madrugada, no era estúpida, lo sabía, pero no era capaz de aceptarlo. El rechazo de su marido causó en Astoría estragos, comenzó a sentirse fea y no importaba lo que se hiciera o pusiera el jamás le dirigía ningún alago o mirada, Draco había cambiado, demasiado para gusto de Astoría, y todo iría empeorando año a año.

Las cosas no iban demasiado mal, no hasta que Scorpius entró a Hogwarts, por lo general Draco era cariñoso con ella si el niño estaba cerca, la besaba, abrazaba y le decía cosas lindas procurando que su hijo menor notara el amor que se tenían, algo no muy característico de los Malfoy pero lo más seguro era que Draco lo hacía para aparentar que eran una familia feliz, Astoría solía relacionarlo a que él nunca vio esas expresiones de cariño entre sus padres.

Para Astoría la época que su hijo estaba en casa era lo que le daba fuerza para poder continuar todo el año esperándole, adoraba a su hijo tanto o más que el mismo Draco Malfoy, pero la razón que tomaba más peso era que Draco aparentaba amarla, y ella era feliz con esos pocos días de cariño y aprecio. Astoria había perdido todo cariño por ella, a pesar de ser una chica guapa, sofisticada y con unos rasgos finos que la hacían ver una de las mujeres más elegantes sin importar al lugar que fuera, ella ya no veía sus atributos porque su esposo ya no los valoraba.

Astoría se levantó por la mañana en su recámara que desde hace 2 años ya no era la matrimonial, porque esa era ocupada por Draco y sus amantes, ella soportaba ver a aquellas chicas pasearse por la casa en muchas ocasiones con poco de su cuerpo cubierto, y no decía nada, había aprendido que Draco era un hipócrita cuando intentaba que entendiera que esas cosas a ella le hacían demasiado daño.

Se dio una ducha caliente tanto que la piel se le puso roja y el baño estaba inundado de vapor, al salir de la tina, limpio el empañado vidrio y se miro, las ojeras ya eran parte de su cara, su cabello estaba tan largo que rozaba su trasero, el color oro brillante había sido cambiado por un amarillo paja, y aquella sonrisa que por tantos años lucía con tanta normalidad había desaparecido, se toco una mejilla intentando entender porque se demacraba así, porque no dejaba a su esposo y buscaba la felicidad, pero era algo inimaginable.

¿Abandonar a un Malfoy?

¿Dejar que toda la comunidad mágica supiera que ella y Draco no habían congeniado?

¿Permitir que se le llamara golfa por buscar su felicidad lejos de su marido?

¿Romper una tradición de la que ni siquiera podía dimensionar los años en los que se había acatado?

¿Volver a la casa de sus padres después de haber estado más de 20 años fuera?

Ella lo sabía, era completamente imposible, suspiro ruidosamente y se peinó el cabello, su hijo llegaría a la mañana siguiente por la tarde para poder celebrar navidad juntos, le pediría a Draco unos cuantos galeones y iría a la peluquería pues su cabello lo necesitaba con urgencia.

Luego de vestirse utilizando aquel vestido celeste que Draco le regaló la última navidad y bajo tomando su pelo en un moño simple utilizando magia, cuando terminó de poner sus aretes blancos y levantó la mirada al entrar en el comedor, allí estaba su esposo con el dorso desnudo cubierto solo por un bóxer negro, comiendo huevos con tocino, la visión le gustaba, extrañaba ver a su esposo semidesnudo, se acercó y se sentó junto a él donde había un plato servido.

- buenos días Draco, ¿Por qué vas semidesnudo?

Pero su pregunta se quedó en sus labios cuando una chica en bragas y una camisa mucho más grande de lo que ella usaría, reconoció enseguida la seda blanca con borde de oro, era la camisa que ella le había regalado por su cumpleaños el año anterior, no quería ver a la chica pero lo hizo, era de cabello negro largo, caderas grandes, piel tostada en un tono ideal para él su color de cabello, de piernas fijas y sus pechos se translucían por la seda dejando ver el color más oscuro de sus pezones, su cara era sensual tenía el labio inferior más grande que el superior y los llevaba muy rojos al parecer de forma natural, sonrió a Draco y se sentó con descaro frente a ella, ignorándola por completo, se acerco a su esposo y lo besó mientras él le respondía con la mayor naturalidad del mundo. Astoría no lo soportó más, se levantó de su asiento y salió corriendo al baño encerrándose mientras las lagrimas salían con fuerza, ya no era solo saber que le era infiel o escucharlas en la habitación continua ahora también tendría que aguantar ver como se morreaban a su esposo en sus narices.

Draco se levantó y fue tras ella tocando la puerta un par de veces sin obtener respuesta, sabía que se estaba pasando con ella, la ignoraba, menos preciaba, humillaba y usaba. Pero ¿Qué más esperaba ella de un Malfoy?

- Greengrass, cambia tus cosas al cuarto matrimonial sabes que no quiero que Scorpius sospeche nada, ya deje disponible el espacio necesario.

Lo odiaba, odiaba que la llamara por su apellido, todo le dolía, pero aun así lo soportaba sabía que al día siguiente el sería el esposo del que ella se había enamorado, no respondió pero supo que él y su acompañante subieron a la recámara y limpiándose la cara fue a desayunar sin demasiado apetito, no quiso quedarse allí mucho tiempo más, sacó algo de dinero y se fue a la peluquería, necesitaba despejar la mente.

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Scorpius estaba emocionado, impartía ya su séptimo año de Hogwarts, gracias a mucho esfuerzo y la ayuda de su amigo Boris, había conseguido tener todos los máximos honores, muchos lo comparaban secretamente con una sangre sucia a la que su padre odiaba, pero jamás se lo dirían porque sabían el deshonor que significaría para un Malfoy ser comparado con ella, aunque los tiempos habían cambiado mucho, ya no habían demasiadas diferencias entre magos y muggles, la familia Malfoy seguía siendo respetada por tener solo integrantes, que en sus venas tenían sangre pura.

Para Scorpius no había alegría mayor que llegar cada año a casa con un trofeo o insignia nueva para su padre quien demostraba su orgullo de maneras inesperadas. El primogénito jamás sentía la escases de algo, tenía todo lo que quisiera, y también todo el amor que se le pudiera dar por parte de sus padres, aun así era un chico completamente humilde, sabia por profesores y familiares que su padre Draco habría hecho alarde de todos esos premios si hubieran sido suyos, más aun de las copas de Quidditch que Scorpius ganaba cada año desde segundo, aun así el jamás hacia alarde de ello, era el buscador estrella, el mejor alumno de Hogwarts, pero aun así cuando a él se lo mencionaban o alagaban el solo decía con timidez que no era para hacer tanto escándalo, esa forma tímida, desinteresada y humilde de ser la había heredado de su madre y él lo sabía porque admiraba a su madre como a nadie en el mundo.

La época de navidad era la favorita de Scorpius porque por alguna razón su madre siempre estaba más cariñosa que de costumbre, y siempre se quedaba con él hasta altas horas de la noche hablando de todo lo que no habían podido comentar antes, además su madre era como su amiga, su mejor amiga, ella le aconsejaba sobre todo, desde estudios hasta chicas, era vergonzoso hablar de esas cosas con ella pero su madre le daba esa confianza, el aun tenía algo nuevo que contarle a su madre, a pesar de ser muy tímido había llegado a intimar con una chica de slytherin con la que estuvo saliendo un tiempo, pero desgraciadamente se entero de que ella le había sido infiel con uno de sus compañeros, y por su orgullo y autoestima la dejo.

Scorpius había enviado una carta a sus padres diciendo que llegaría al día siguiente algo que era mentira pues quería darles una sorpresa, bajó del expreso y se despidió de sus amigos, antes de chocar con una chica, era más baja que él, delgada con el cabello rubio y unas pecas en las mejillas que la hacían ver infantil, sabía que la había visto antes pero no recordaba su nombre.

- lo siento, no he mirado al frente –se disculpó ella mientras ordenaba sus cabellos con sumo cuidado

- no importa no ha sido nada, también ha sido mi culpa- él la volvió a mirar como buscando el nombre en su mirada de color miel.

- soy Dominique Weasley –respondió ella como leyendo sus pensamientos

- yo soy Scorpius Malfoy – se quedo pensativo el no recordaba ninguna Domininque en los Weasley-¿quién es tu madre?

- ah es Delacour, soy de Ravenclaw voy dos años después de ti, mi padre es Bill Weasley –sonrió como orgullosa de ello.

- valla lo siento pero no le conozco, aunque si a la familia weasley.

Y solo necesito mencionarlo para que apareciera Ginny Potter, la una hija de la familia weasley, esposa de Potter, llegaba algo retrasada y notóriamente molesta, sabía que su madre era menor que la pelirroja pero aquella mujer parecía más anciana de lo que debería ser.

- Dominique tu madre me ah pedido que venga por ti, vamos antes de que se nos haga muy tarde –paso por alto la presencia de Scorpius y esto le molestó a él.

- buenas tardes señora Potter, cuídate Dominique un placer conocerte –sonrió cortésmente mientras dejaba a una Ginny anonadada.

Tal cual le había comentado su padre los Weasley se caracterizaban por su mala educación, no se lo esperaba de una persona mayor como la señora Potter, pero no le tomó mucha importancia lo único que podía ocupar su mente en ese momento era ver a su madre, adoraba a su padre por quererlo como lo hacía pero si tenía que escoger, su madre ganaba por una gran diferencia, Astoría era para Scorpius el prototipo de mujer que deseaba como esposa, sonaba extraño y tal vez un poco bizarro pero era lo que él sentía, si encontrara a una chica con las características de su madre la enviaría enseguida al altar sin importar nada más.

Cuando al fin cruzo la gran cerca que protegía la casa y los elfos le daban la bienvenida pidió que no fuera anunciada su llegada y camino a zancadas hacia la gran puerta de mármol que se hacía impotente frente a él, arrastraba su baúl con una emoción agolpando su corazón, la extrañaba, la extrañaba más de lo que noto en todo el año escolar, y ahora que estaba allí abriendo aquella inmensa puerta de roble la añoraba, necesitaba sus brazos, su perfume a margarita y menta, pero también necesitaba su sonrisa de felicidad al verle.

Pero… nada sería como él lo esperaba y anhelaba…

Cuando entro a la mansión volteo la cabeza hacia el living donde escucho algo extraño parecía la voz de su padre, mas alzada de lo que jamás la había escuchado, camino hacia allá aun con el baúl en la mano y lo soltó de golpe mirando con los ojos como platos a su padre, quien parado imponente como siempre mantenía la mano alzada luego de haber abofeteado a su esposa, quien yacía en el suelo tomándose la mejilla golpeada mientras las lagrimas aun salían de sus ojos con vehemencia, ella no había notado la presencia de su hijo pero Draco si, bajo la mano sin saber que decir, no tenia como cambiar la versión de los hechos, el lo había visto todo y su madre aun permanecía en el suelo.


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Cuando la familia Malfoy escogió a otra familia de sangre pura para Draco, Pansy parkinson se había derrumbado en un mar de lágrimas por no ser aceptada como la esposa de quien ella había pensado lo sería desde el momento que lo vio, a pesar de la pequeña disputa que se generó entre las dos familias terminar en un acuerdo sin problemas al revelar los numerosos novios que Pansy tenía. Draco se alegro al enterarse que Pansy no sería su esposa y pensó que estaría libre de tener que estar obligado a tener pareja formal.

Pasaron los meses y llego a pensar que a su madre se les había olvidado a que asunto aparentemente tan importante, cuando apareció, acababa de bajar de su escoba luego de sus horas de entrenamiento cuando vio que su madre se acercaba sonriente.

-Draquito cariño, tenemos visitas, te están esperando en la sala –sonrió y le ordenó el cabello agradeciendo que el chico no estuviera sudado como en otras ocasiones

- ¿visitas? ¿A quién has invitado madre? –la sonrisa de su madre provoco un escalofrió en la espalda de Draco que no pudo reprimir y solo la siguió camino a la mansión.

Al entrar en el salón vio a dos chicas de unos cabellos impresionantemente rubios, un dorado despampanante que lo dejo boquiabierto, la mayor de las jóvenes tenía una mirada penetrante desprendía seguridad y altanería, además de ir vestida de negro con gris, al parecer de Draco sería una chica que no se dejaría pisotear por nadie, su hermana por el contrario tenía unos ojos claros que le brindaban inocencia a su mirada, sus rojos labios la hacían ver como una muñeca de porcelana y jugaba con sus manos notoriamente nerviosa, sus ropajes eran de tonos claros que resaltaban entre su pálida piel, ella a criterio de Draco era tímida, introvertida y muy sumisa. La señora que les acompañaba se levantó indicándole a sus hijas que hicieran lo mismo mientras las chicas miraban a Draco de pies a cabeza, de seguro no daba una muy buena impresión, estaba con el pelo revuelto, las mejillas sonrojadas por la agitación y con la ropa algo sucia por haber sido golpeado por unos cuantos de sus propios obstáculos.

- así que este es Draco, es la viva imagen de Lucius cuando joven –sonrió y miró a Draco mientras se volvían a sentar esperando que Draco hiciera lo mismo

- bueno Lucius está ocupado atendiendo unos asuntos –nadie le dijo nada, todos sabían que luego de la pérdida de su esposo Narcissa había perdido parte de su cordura, y intentaban no hacerle daño intentando que entendiera.

- ¿madre,no nos vas a presentar? – hablo la mayor mirando a Draco sonriendo, cuando el hizo una reverencia ella dio un gruñido por lo bajo en notar que no se ganaría un beso ni un estrechón de mano.

- claro hija, perdona, ellas son mis hijas Daphne y Astoría, tu madre y yo somos amigas desde la escuela y me entere de que ella ha decidido que no te cases con Pansy Parkinson, decidí venir a hablar sobre aquel tema con ella. –miro a Narcissa sonriendo y luego le indico a las chicas que fueran al otro salón a beber y comer algo.

- ¿te gusta alguna hijo? –Narcissa le miró esperando una afirmación pero su hijo solo miro a otro lado intentando ignorarla- tendrás que escoger entre una de ellas, no hay otra posibilidad, Atna y yo ya lo hemos hablado.

- bueno si ya está todo decidido podrían decidir ustedes de paso cual será mi esposa ¿no? –miro con fastidio a la señora Greengras y luego a su madre, pero cuando noto que ella estaba a punto de llorar agrego- si tuviera que escoger una, creo que la menor, Astoría es mas mi tipo

Y eso fue todo, la decisión había sido tomada, Draco no había tenido más participación en la boda que esa y la elección de su traje de matrimonio, pero no se arrepentía, Astoría era hermosa, lo atendía y respetaba, al comienzo, besarla y tocarla fue extraño para ambos, pero con el tiempo las caricias eran agradables y ver a su esposa sonreír con detalles tan torpes como un ramo de flores por la mañana lo hacía feliz a él, sin darse cuenta el estaba encariñándose de ella, y sin querer asumirlo tenía miedo a volverse más débil por ello, era un sentimiento que lo desconcertaba por no poder comprender las cosas que estaba sintiendo, cuando una noche abrazados mientras ella leía su libro nocturno y el solo se divertía con acariciar esos cabellos de oro, sin saber la razón unas palabras salieron de su boca y le hicieron sentirse débil, indefenso y con miedo a tener una respuesta negativa.

- Te amo – fue un susurro casi inaudible si no fuera por la cercanía de sus cuerpo y el silencio que embargaba la habitación.

- y yo a ti Draco –sonrió Astoria dejando el libro a un lado y volteándose para besarlo

Aquella noche fue la primera en la que no se preocuparon de usar protección, y así la siguieron una semanas de no preocuparse de cuidarse, en el fondo ambos querían que lo inevitable pasara y con el tiempo llego la noticia, serían padres.

Para Draco la familia no había sido sorpresa era algo que deseaba en secreto, pero cuando el bebe nació y aquellos rasgos tan similares a los de su padre le enorgullecieron no pudo dejar de prestarle atención a su mayor tesoro, al comienzo ni siquiera se percató de que había descuidado a su esposa, pero cuando ella se lo recriminó se sintió impotente porque él le había entregado cariño a su esposa como a ninguna otra mujer, había sido cariñoso y atento, ¿y ella le recriminaba algo menor en una época tan importante de su vida?, no lo soportó, nadie le diría que hacer ni cuando hacerlo, y cambio, cada vez que ella le pedía que fuera más cariñoso menos lo era, después de todo el era un caprichoso, mientras más le pidieran o exigieran que hiciera algo, menos cedería, hasta llegar al momento en que ella paso a ser la mujer con la que compartía su mansión, nada más que una compañía.

Cambio aquel sentimiento inexplicable que sentía cuando tenía relaciones con Astoría por el banal placer de tener sexo con otras chicas, y eso no le daba miedo, no quería volver a tener ese tipo de relación con Astoría porque se sentía aterrado de lo que ella le hacía sentir.

Las únicas veces que se daba la licencia de ser cariñoso con ella era cuando estaba su hijo presente porque había vivido en una familia en la que los sentimientos no se demuestran y en muchas oportunidades se sintió completamente solo y triste, no quería lo mismo para su hijo y al menos ellos como padres le daban todo el cariño que era posible, además de notar que su hijo era feliz cuando su madre sonreía y la única manera de conseguir eso era siendo atento con ella, un habito que con el tiempo fue más difícil fingir.

Aquel día en que se beso con descaro con Koraline frente a Astoría por alguna extraña razón se sintió mal y le pidió a su acompañante que se fuera inventándole una escusa barata, cuando al fin estuvo solo se puso una mano en el pecho intentando controlar aquellas emociones a las que tanto miedo les tenía, sabía que quería disculparse pero no lo haría, llevaba años controlando esos sentimientos de culpa, bajo a buscar a Astoría para ayudarle a llevar todo a la habitación pero no la encontró, le pareció extraño más aun cuando notó que en donde acostumbraban manejar algo de dinero no había nada, de seguro se había ido a comprar algo ,pero no le había avisado algo que ella no acostumbraba y que a el no le gustaba nada, Astoría era suya, el tenía que saber todo lo que ella hacía.

La espero en el sillón con los brazos cruzados hasta que escucho un chasquido en la entrada y se paro en seco sin dejar de tener esa cara de fastidio, ella entró sonriendo, llevaba el cabello un poco mas debajo de los hombros en un corte en punta, un flequillo le adornaba la frente y el color estaba notoriamente reparado además de con un brillo que le daba vida a Astoría, ella se acerco orgullosa de provocar ese aturdimiento en su esposo y le sonrió, llevaba el vestido que el le había regalado pero ahora le parecía más escotado, mas provocador, le tomo el mentón obligándola a mirarlo y lo vio, miedo en sus ojos, Astoría estaba asustada y eso gatilló a la duda.

-¿con quién estabas?

- ¿con quién? Con nadie, fuí a la peluquería a arreglarme un poco –le miró confundida y asustada en notar que los ojos de Draco mostraban enfado.

- ¿te arreglaste para tu amante verdad? – ella abrió la boca sin saber que decir pues no se esperaba una escena de celos

- c-claro que no, Draco como puedes pensar algo así de mi yo jamás...– Draco la tomo por los hombros y la apretó furioso.

- ¿como yo verdad? ¿Estás intentando pagármela?¿ Por todo lo que yo he hecho, vas y te buscas un amante? – Astoría lo miraba con los ojos muy abiertos sin poder creer que ese que tenía frente a ella fuera el chico frío, y calculador de siempre.

- claro que no, Draco yo no soy así y lo sabes –logro soltarse- pero tienes razón, debería hacerlo por todo lo que tú me haces, y si así fuera no tienes derecho a recriminarme nada, yo he tenido que aguantar a las chicas con las que…

¡PLAF!

- ¡QUIERO VERTE INTENTARLO! Veras como no te lo pasas nada de bien Greengrass, eres mía, y de nadie más.

Draco respiraba agitadamente por la rabia y impotencia que sentía, su esposa en cambio le miraba petrificada sentía que le faltaba el aire y su respiración comenzaba a acelerarse con lentitud por no creer que lo que acababa de pasar fuera verdad mientras se tomaba la mejilla sintiendo como le comenzaba a arder por el golpe que le había dado su esposo, y en el umbral de la puerta estaba Scorpius quien miraba la escena petrificado con la respiración detenida por una milésima de segundo.

- ¿Qué has hecho?

La voz de Scorpius retumbó en toda la mansión como un eco que saco a Astoría de su shock levantando la mirada, las lagrimas se convirtieron en un sollozo que ella intento acallar cubriéndose la boca dejando ver el rojo de su mejilla luego de ser golpeada, y Draco estaba allí atónito, ninguno era capaz de decir ni una sola palabra, aquel día ese vidrio falso que cubría la verdad de la familia Malfoy se rompió, y traería un sin número de consecuencias que ninguno de ellos dimensionaba.

Gracias por leerme, saludos a ines, gely, herms, las quiero mucho chicas, demasiado, espero me animen a seguir ^^